A menudo, el presidente Donald Trump cita
su libro más vendido The Art of the Deal
(El arte de hacer negocios) como prueba de su capacidad de persuasión. Sin
embargo, su habilidad para cerrarlos no había pasado la prueba definitiva el
jueves, informa la AP.
Al parecer hoy viernes se conocerá con
mayor precisión el alcance de la mencionada capacidad de persuasión del
mandatario. De acuerdo a la información cablegráfica, Trump dio un ultimátum a
los republicanos de la Cámara de Representantes para que sometan a votación el
proyecto de ley para derogar y sustituir la ley sanitaria del expresidente
Barack Obama este viernes, a lo que finalmente han accedido.
Según indicó el director de Presupuesto
de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, si el proyecto de ley no logra el apoyo
suficiente en el Congreso, Trump está dispuesto a seguir adelante con su agenda
programática y dejar en pie el sistema sanitario actual.
Mulvaney transmitió la petición del
Presidente a los republicanos, reunidos durante horas la tarde del jueves, tras
tener que suspender el voto previsto para hoy en la Cámara de Representantes al
no ponerse de acuerdo sobre el contenido de la propuesta.
Según indicó el medio especializado The Hill, citando fuentes del Congreso,
la Casa Blanca habría accedido a una de las demandas fundamentales del Freedom
Caucus, el grupo ultraconservador de legisladores que están obstaculizando el
acuerdo sobre el plan.
Los más radicales del partido solicitaban
a la Casa Blanca que accediera a retirar la obligatoriedad de las coberturas
médicas sobre los conocidos como “beneficios esenciales”, que entre otras cosas
cubren la asistencia en urgencias o los cuidados por maternidad.
Al parecer, Trump ha accedido a esta
demanda aunque sabe que esto alejará a los más moderados del partido para votar
a favor del texto, especialmente en el Senado, donde la mayoría republicana es
más estrecha.
El voto sobre el plan republicano estaba
previsto para el jueves pero la falta de consenso entre los conservadores
obligó al liderazgo a posponerlo mientras continuaban las negociaciones.
Tras el ultimátum de Trump, Kevin
McCarthy, encargado del calendario de votaciones de la Cámara Baja, informó al
resto de republicanos que el voto será el viernes, aunque la hora aún no ha sido
precisada.
Los líderes republicanos de la Cámara de
Representantes anunciaron el jueves que postergaban la votación prevista sobre
la iniciativa de salud aceptada por Trump y respaldada por sus correligionarios
conservadores. Ayer analistas consideraron que la propuesta se encontraba al
filo del fracaso, lo que ponía en peligro el compromiso del mandatario de
revocar y sustituir la ley de salud del anterior presidente, Barack Obama. Al anochecer
del jueves persistían las dudas sobre la votación que se efectuará hoy, debido
a comentarios de que los líderes del partido no habían asegurado los votos
suficientes. Hoy se conocerá si el ultimátum de Trump producirá el efecto
buscado por el mandatario.
En las semanas previas al jueves, Trump
hizo su mejor esfuerzo para torcer el brazo a los legisladores conservadores
renuentes así como a los moderados opuestos a la iniciativa. El Presidente
reanudó sus actos políticos como aquéllos de campaña para recordar las promesas
del Partido Republicano a los electores y a quienes los representan, de acuerdo
a la AP.
Trump invitó a legisladores republicanos
a la Casa Blanca y los asesores del mandatario se les sumaron para jugar bolos,
cenar pizza y persuadirlos por teléfono.
Famoso por su falta de sueño, el
presidente telefoneó el miércoles a altas horas de la noche a los legisladores
en busca de votos.
El jueves, el Presidente se reunió en la
Casa Blanca con legisladores republicanos de la llamada Bancada de la Libertad
de la Cámara de Representantes. Sin embargo, esos legisladores regresaron sin
nada al Capitolio.
Trump restó importancia a esa parálisis y
la describió como mera “política”. Sin embargo, incluso los aliados del
mandatario subrayaron que la política es un negocio nuevo para Trump y todavía
tiene que aprender.
“Me parece que tal vez él está
descubriendo que las relaciones con el Capitolio y los diversos grupos son más
difíciles de lo que podría pensarse y que la historia es mayor a lo que él
imaginaba”, afirmó el expresidente de la Cámara de Representantes, Newt
Gingrich, partidario del mandatario. “Muchas personas desconfían de las otras”,
agregó.
Gingrich dejó entrever que si la Cámara
de Representantes no aprobaba la medida, “entonces tendrían que tomar aire profundamente
y tardar un poco más”.
Es mucho lo que está en juego para el
presidente. Trump ha descrito su iniciativa de salud como el eje de una
ambiciosa agenda legislativa que incluye reformar el sistema fiscal y
reconstruir caminos y puentes.
Una derrota legislativa sobre la atención
de salud dos meses después de que Trump ocupó la presidencia pondría en duda su
capacidad para conseguir la aprobación de esas prioridades y contradeciría los
carteles de “Promesas hechas, promesas cumplidas” que han adornado sus
recientes actos políticos.
También causaría desorden a una
presidencia que apenas comienza y que ya está marcada por impugnaciones
judiciales contra una política de inmigración distintiva del mandatario,
disputas internas en la Casa Blanca, filtraciones, dudas sobre ética y una
investigación del FBI sobre si los colaboradores del magnate interactuaron con
los rusos antes de los comicios de noviembre.