¿Este Gobierno
pretende insultar con total impunidad a los ciudadanos estadounidenses? Al
parecer es así. Y enfangarnos de paso.
Donald Trump acusó el sábado, a través de
Twitter, al expresidente Barack Obama de haber “pinchado” sus teléfonos. Lo
catalogó de mala persona o “enfermo”. Comparó lo que supuestamente le había
ocurrido con el macarthismo, Nixon/Watergate. Y a partir de entonces no ha
dicho una palabra al respecto.
El lunes algunos de los repetidores de
las cosas que dice el Presidente se vieron obligados a salir y hacer el
ridículo por un rato. Qué remedio si le pagan por ello.
El portavoz de la Casa Blanca, Sean
Spicer dijo que existe “bastante cobertura noticiosa” que sugiere que “algo
pasó”, pero no entró en detalles y rehusó comentar en qué información se ha
basado el mandatario para lanzar sus acusaciones contra Obama.
Si tratamos de encontrar algún sentido a
las palabras de Spicer, el origen de los tuits de Trump (que comienza ellos
diciendo “me acabo de enterar”) estaría en lo publicado mayormente por los
sitios que divulgan contenidos de ultraderecha.
Un reciente artículo de Breibart News, un conglomerado digital
convertido en altavoz del nacionalismo y la “alt-right” (nueva ultraderecha)
que presidía Steve Bannon, ahora jefe de estrategia de la Casa Blanca, contenía
acusaciones contra el Gobierno del expresidente Obama similares a las que está
haciendo Trump.
Sin embargo, en otras dos ocasiones, y
evidenciando también que no tenían nada que decir, que desconocían el asunto
por completo, y que se limitaban a cuidar el puesto, quienes corren con alguna
cuchara para tratar de que el público ingiera los embustes de Trump salieron
con “explicaciones” por otro lado.
La consejera presidencial Kellyanne
Conway “explicó” en la cadena conservadora Fox que Trump “es el presidente de
Estados Unidos” —¡vaya noticia!— y, por esa razón, tiene acceso a “información
e inteligencia” no disponibles para el resto de los ciudadanos.
Otra portavoz de la Casa Blanca, Sarah
Huckabee Sanders, anotó en declaraciones a la cadena ABC que Trump ha podido
tener acceso a “documentos” que ella desconoce para sustentar sus denuncias
sobre Obama.
¡Qué bonito! Solo que se han
olvidado de un pequeño detalle. Quienes en este país elaboran esa “información
e inteligencia” están diciendo precisamente lo contrario.
El exdirector nacional de Inteligencia, James R. Clapper Jr., dijo que ello no ocurrió.
El exdirector nacional de Inteligencia, James R. Clapper Jr., dijo que ello no ocurrió.
El director del FBI, James Comey, ha
afirmado que son falsas las afirmaciones de Trump sobre las presuntas escuchas
ordenadas por Obama, y ha pedido, hasta ahora sin éxito, al Departamento de
Justicia, que emita un desmentido público.
Comey argumentó que la gravedad de las
acusaciones de “pinchazo” en las comunicaciones de Trump exigía un comunicado
público por parte del Departamento de Justicia para señalar que son
incorrectas, pero esa rama del Gobierno no ha emitido ningún pronunciamiento al
respecto.
Spicer consideran que los tuits del Presidente
“hablan por sí solos”, y es cierto: evidencian no solo un intento de
distracción sino también una voluntad de difamar.
“No hay duda de que algo pasó”, subrayó
Spicer. Y también en esto tiene razón: que la Administración Trump descendió el
sábado un escalón más en el pantano que está creando a diario. Y el fango nos
salpica a todos.