El stooge
es una figura muy conocida en la comedia norteamericana. Puede traducirse como
“hombre de paja”, paniaguado, seguidor, compañero, y en una acepción más
perversa como el secuaz. El stooge es la víctima predilecta del
comediante, y también personifica al hombre común, corriente y cotidiano que
representa al espectador. En una relación simbiótica, el uno no existe sin el
otro, pero en dicho vínculo siempre ocupa un papel secundario. En una comedia
el stooge es el actor cuya labor es
posibilitar a la estrella del espectáculo que él, pobre tipo secundario, luzca
como un tonto. Pero en un sentido más amplio el stooge es el individuo que es obligado, o pagado, por alguien con
recursos, para llevar a cabo una labor secreta o poco placentera en favor del
poderoso.
Los demócratas han comenzado a llamar al
representante Devin Nunes el “White House
stooge”, y tienen razones para ello.
Hoy viernes Nunes le dijo a la prensa que
Paul Manafort, el exjefe de la campaña de Trump con cuestionables lazos con el
Gobierno ruso, se había brindado voluntariamente para comparecer ante la
comisión de inteligencia de la Cámara de Representantes. Añadió que había
cancelado una comparecencia pública ante la comisión de exlíderes de
inteligencia, y de agencias encargadas del cumplimiento de la ley, al tiempo
que expresó su deseo de, en su lugar, llevar de nuevo al director del FBI, James
B. Comey, y responsable de la Dirección de Seguridad Nacional, Michael S.
Rogers, a un encuentro a puertas cerradas con la comisión.
Por su parte, el representante Adam
Schiff, el demócrata de mayor rango de la comisión, sugirió que una vez más el
presidente de la comisión había actuado unilateralmente, esta vez para barrenar
o desbaratar maliciosamente la audiencia.
Las discrepancias crecientes entre los
dos miembros principales de la comisión han llevado a Schiff a la acusación de
que su colega republicano está llevando a cabo tales acciones en cumplimiento
de órdenes dictadas desde la Casa Blanca.
El miércoles Nunes dijo a los reporteros
que había recibido información de que el presidente Donald Trump, o miembros de
su equipo, habían sido captados “incidentalmente” en conversaciones
intervenidas por las agencias de inteligencia estadounidense, como parte de su
labor de vigilar supuestas labores de espionaje.
Cuando fue preguntado por más datos,
Nunes se remitió al argumento de no querer entrar en detalles, para así no
obstaculizar que otros con informaciones pertinentes al caso se arrepintieran
de ofrecerlas. La lógica de tal razonamiento es la misma en que se basan los
reporteros para proteger a las fuentes anónimas, un procedimiento que Nunes ha
criticado abiertamente y en público.
La conclusión es que, hasta el momento,
no se sabe con claridad a que se refirió el legislador.
“¿Formó parte el Presidente, sus
comunicaciones, de dicha recolección incidental?
Nunes respondió que “sí”.
”Permítanme aclarar”, comenzó a preguntar
otro reportero. “Las comunicaciones personales del presidente de Estados Unidos
fueron interceptadas de forma incidental, como parte de la recogida de
información…?”
Nunes pareció reconsiderar lo dicho
anteriormente: “Cuando hablamos de los asuntos de inteligencia aquí, tenemos
que ser muy cuidadosos”.
Por lo que el congresista se limitó a
sugerir y no aclarar nada.
Pero ello bastó para que luego Trump
dijera que se sentía “reivindicado” con tal comentario, en referencia a sus
acusaciones —hasta ahora sin pruebas evidentes al respecto y que el propio
Nunes ha negado— de que la anterior administración había interferido sus
comunicaciones.
La noche del jueves Nunes pareció no
estar seguro sobre los contenidos que había divulgado. Dijo que él podía
descifrar las identidades de los asociados de Trump tras la lectura de informes
sobre comunicaciones interceptadas, que habían sido compartidos por
funcionarios del Gobierno de Obama con autorización para conocer secretos de
seguridad. Sin embargo, agregó que no contaba con pruebas para apoyar los
reclamos del Presidente de que sus comunicaciones personales habían sido
intervenidas.
En ese sí pero no, no tengo pruebas, nada
está en blanco y negro, se ha estado moviendo Nunes.
El legislador le dijo a Fox News que él
se había sentido “bajo el deber y la obligación” de comunicarle a Trump la
posible vigilancia. “Porque, como usted sabe, él está recibiendo mucha presión
por parte de la prensa”.
Nunes está jugando ese papel del
compañero de acto, figura secundaria o seguidor del comediante o estrella, en
este caso Trump. Decirle alcahueta sería ir demasiado lejos, llamarlo secuaz es
más preciso.
No solo la labor del congresista es
puesta en duda por los demócratas. El senador republicano John McCain se ha
cuestionado su liderazgo de la comisión y se ha hecho eco de los llamados para
que se establezca una comisión independiente que investigue los vínculos del
presidente Trump con Rusia.
Está por verse hasta dónde y por cuánto
tiempo Nunes va a poder seguir desempeñando ese papel de paniaguado.