Esta
noticia la publiqué el 3 de agosto de 2016 en Cubaencuentro, pero en Miami es ahora que han descubierto la
existencia de esta empresa, la primera de su tipo en poder facilitar equipos,
personal y logística a quienes vayan a filmar o realizar programas de TV para
el mercado de EEUU e internacional. En lo aparecido en Cubaencuentro se ofrecen más detalles sobre la empresa y sus
objetivos que en lo publicado en El Nuevo
Herald. A continuación, lo que fue noticia hace casi ya un año:
Una
firma estadounidense que brinda servicios para la producción cinematográfica y
televisiva acaba de instalarse en Cuba. Tanto el hecho en sí como la
composición de la empresa y sus objetivos son un indicador de los nuevos
tiempos que corren por la isla.
Cuba
International Network (CIN) se convirtió recientemente en la primera empresa
estadounidense autorizada para establecerse en Cuba y brindar equipos y
personal para apoyar la producción de programas de televisión y la filmación de
videos para el consumo en los mercados de Estados Unidos y el resto del mundo,
informa PRNewswire.
Se
trata de la primera instalación de su tipo con la capacidad de ofrecer la
imprescindible capacidad tecnológica y los servicios necesarios que hagan
posible en Cuba la elaboración de un producto acorde a los estándares de la
industria existente en EEUU.
CIN,
con presencia en Miami y La Habana, así como en Jamaica, trabajará con socios
locales y brindará instalaciones, servicios y seguridad para personas y equipos
en Cuba. Desde unidades móviles con multicámaras, equipadas para la
transmisión, hasta asistencia para la aprobación de proyectos, aspectos
relacionados con los derechos y las medidas logísticas. De acuerdo a CIN,
cuenta con la capacidad para brindar apoyo a cualquier proyecto de cualquier
tamaño y en cualquier locación en la isla y la región.
“El
potencial de Cuba como un destino para el cine y la trasmisión de programas se
halla entre los que causan mayor entusiasmo en el mundo actual, aunque el reto
es contar con la capacidad necesaria en el suelo cubano. Ese es el problema que
le resolvemos a nuestros clientes”, explica Barry Pasternak, director ejecutivo
(CEO) de CIN.
"Cuba
añade una nueva y completa dimensión para la industria cinematográfica y
televisiva a la hora de brindar un contenido auténtico desde un país que lleva
a cabo una excitante transición cultural y económica en una ubicación”,
enfatiza Pasternak.
Más
allá del “comercial” del CEO de Cuba International Network —que imaginamos con
una imagen de palmeras con Carmen Miranda al fondo y música de Xavier Cugat (sí
no son cubanos, pero que importa)— hay al menos tres aspectos que valen la pena
destacar.
Uno
es el hecho de que el Gobierno de La Habana admite su incapacidad para brindar
los medios adecuados para este tipo de productos. Es decir, el Instituto del
Arte y la Industria Cinematográficos (ICACIC) y el Instituto Cubano de Radio y
Televisión (ICRT) pasan a un segundo o tercer plano, al menos en lo que
respecta a la producción y el mercado internacional. En el caso del ICAIC, se
puede incluso poner en duda la necesidad de su existencia en la Cuba actual.
El
segundo es que las razones comerciales —el reconocimiento implícito de la
ausencia en la isla de la tecnología adecuada y la decisión de permitir que sea
suministrada desde el exterior— se colocan por delante de cualquier otra y lo
que prima es buscar facilitarle a las compañías extranjeras que vengan a filmar
o a realizar programas en Cuba. En este caso la economía se impone por encima
de la ideología. No quiere decir esto falta de control político sino abandono a
ser faro en todo momento y guía ideológica: ya no más “seremos como el Che”.
El
tercer aspecto guarda relación con una primera mirada, por supuesto
superficial, a quienes integran el equipo de CIN según su página web.
Uno
de los miembros de ese equipo es Osvaldo Cárdenas, que se especifica “ocupó
elevadas posiciones en el Gobierno de Cuba, entre ellas la de embajador en
Surinam” y quien en la actualidad reside en Jamaica, “donde fundó una compañía
para realizar negocios en Cuba y desarrollar relaciones comerciales en Cuba y
otras zonas del Caribe”.
El
detenerse en la figura de este ejecutivo solo intenta señalar un ejemplo de esa
transformación de funcionario a consultor y empresario que cada vez más ocurre
en la situación cubana, y donde el historial dentro del régimen de La Habana
incluso actúa como carta de presentación. El país transita esta vía, “sin
prisas pero sin pausas”, más allá de los discursos y las celebraciones.