viernes, 2 de febrero de 2018

¿Y dónde pongo a Dirty Harry?



Vamos a suponer por un momento que las acusaciones y críticas de los republicanos contra el FBI y el Departamento de Justicia son ciertas. También vamos a darle una importancia mayor de la que tiene a la investigación sobre Carter Page. Puestos en este rumbo, podemos reclamar, como hacen algunos legisladores republicanos que “el pueblo estadounidense tiene derecho a conocer la verdad”, y lanzados por este camino compartir “botella” con quienes siempre han criticado los abusos de poder de cualquier gobierno, los peligros del mito del Estado y la necesidad de transparencia. Así que ya estoy en el viaje junto a los republicanos, cuando de pronto me asalta una duda. Al final, y para decirlo de una manera simple y con ayuda cinematográfica, el famoso memo lo que hace es repetir el viejo argumento de los abogados de ladrones y narcotraficantes, que acusan a la policía de registros inadecuados para salvar a sus clientes. Algo así como una conocida trama peliculera: el policía o detective duro entra violentamente en la vivienda, salva a la chica o descubre una tonelada de cocaína y prende a los delincuentes a riesgo de su vida. Pero entonces llega el abogado con traje caro y corbata vistosa, que pese a ser una simple película uno imagina el olor a perfume francés que despide, y alega que la orden de registro no era correcta o que ni siquiera existía. Entonces el curtido policía o detective siente que se han burlado de él y uno lo siente de manera igual y maldice a esos burócratas que retuercen una supuesta legalidad para amparar delincuentes y rechaza todos esos argumentos políticamente correctos. Es decir, usted se vuelve republicano, para un día despertar y descubrir que algunos legisladores republicanos quieren utilizar los mimos argumentos del detestable abogado, pero más torcidos aún, y hablan de que el pueblo norteamericano tiene derecho a conocer la verdad, como si la noche anterior hubieran estado reunidos con Snowden. Y lo que yo me pregunto es: ¿y en dónde coloco mi gusto por las viejas películas de Dirty Harry?

La comezón del exilio revisitada

A veces en el exilio a uno le entra una especie de comezón, natural y al mismo tiempo extraña: comienza a manifestar un anticastrismo elemen...