Max Bruch no era judío. Compositor romántico alemán, en vida sufrió el menosprecio de quienes consideraban que su amigo Johannes Brahms era mejor músico. El juicio no resultó erróneo, pero la música de Bruch —sobre todo su Concierto para violín, el primero porque escribió tres— forma parte del repertorio de intérpretes y orquestas notables en la actualidad. Tampoco hay que menospreciarlo porque sus ideas musicales fueran más bien conservadores, incluso reaccionarias, ya que sus melodías y la estructura musical de sus obras han resistido el paso del tiempo.
Su Kol Nidrei, Op. 47, para violonchelo y orquesta lleva por subtítulo “Adagio de melodías hebreas para violonchelo y orquesta”, lo que llevó pensar a los nazis en el poder de que el compositor necesariamente tenía que tener ancestros judíos. Pese a que los parientes de Bruch —quien había muerto en 1920 y pertenecía a una familia protestante— negaron cualquier tipo de vínculo en este sentido, su música fue práctica excluida de los países gobernados o bajo la influencia nacional socialista en esa época.
Al parecer el Kol Nidrei de Bruch influyó en el Schelomo de 1916 del compositor suizo Ernest Bloch, que lleva por subtítulo ”Rapsodia Hebrea”. Hay algo de la función del cello, que más allá de las obras en que tiene un papel solista destaca por brindar un soporte musical a la orquesta. en lugar de enunciar la melodía principal como los violines, pero que al mismo tiempo muestra una mayor versatilidad que otros instrumentos, que lo relaciona con el carácter judío.
El Kol Nidre se canta al comienzo del Yom Kipur, la celebración hebrea del Día de la Expiación, centrada en el perdón y el arrepentimiento, la cual ha trascendido la festividad religiosa judía. También ha servido como pretexto para criticar a los judíos por “liberar” a los practicantes de las obligaciones y compromisos asumidos durante el año, olvidando su carácter religioso y su surgimiento durante años de intensa persecución y conversiones obligadas.Aparece en las cinco barras del sexto movimiento (“adagio quasi un poco andante") del Cuarteto para cuerdas de Beethoven, Op. 131. Arnold Schoenberg tiene una versión para narrador, coros y orquesta, Op. 39.
Su presencia más conocida en el cine es en El cantor del jazz de 1927 con Al Jolson y el remake de 1980 con Neil Diamond.
Entre las interpretaciones del Kol Nidre de Bruch continúa siendo la mejor la de Jacqueline du Pré, con Daniel Barenboim dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Israel.
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