Que tras contar un chiste no se ría nadie no es lo peor que uno puede esperar. Sótades de Maronea escribió unos versos humorísticos sobre ciertos aspectos de la vida sexual de Ptolomeo II y acabó encerrado en una caja de plomo y tirado al mar.
Sótades (en griego Σωτάδης) fue un poeta del siglo III a.C. de la Antigua Grecia. Nacido en Maronea, ya sea en Creta o Tracia. Fue el mayor representante del grupo de escritores de los Kinaidoi (plural de kínaidos[κίναιδος, de κινέω“causar” y αιδώς “vergüenza”], el miembro pasivo de una relación homosexual). Eran versos satíricos y subversivos escritos en lo que se llamaría después métrica sotádica, caracterizada por la posibilidad de leerse la misma oración de fin a comienzo, lo que hoy se denomina palíndromo.
Sótades fue el autor de algunos de los primeros palíndromos, por lo general obscenos y difamatorios. Hoy es considerado por muchos como el inventor del recurso. Vivió en Alejandría durante el reinado de Ptolomeo II (285-246 a. C.), a quien atacó con uno de sus poemas (“Estás metiéndolo donde no debes”), sobre su casamiento con su propia hermana, Arsínoe, por lo cual fue encarcelado y finalmente ejecutado.
Uno de los palíndromos más famosos de la antigüedad,Niyon anomhma mh monan oyin, se le atribuye a san Gregorio Nacianceno (330-390). Puede ser traducido como “Lave sus pecados y no solo su cara” o “Lavo mis pecados, no solo mi rostro”. Aparece inscripto en la fuente del patio de la catedral de la Iglesia Ortodoxa Griega Hagia Sophia de Constantinopla (Estambul), que en la actualidad es un museo. Era común que los griegos colocaran esta frase en sus fuentes.
En el griego moderno, el palíndromo se llama karkínos, que es el nombre del cangrejo. Para los ingleses, este tipo de palabra o frase (palindrome) fue inventada por Ben Jonson en 1629.
El palíndromo responde a un uso lúdico del lenguaje y es por su esencia ingenio y artificio. En ocasiones, pocas, alcanza la categoría literaria.
Gabriel Zaid le dedica un amplio texto enLetras Libres. Allí aparecen 35 palíndromos cortos en español. Entre los autores de los mismos se encuentran: Jorge Luis Borges (“Sapos, oíd: El rey ayer le dio sopas”); Julio Cortázar (“Salta Lenin el atlas”); Juan José Arreola (“Etna da luz azul a Dante”); Augusto Monterroso (“Onís es asesino”); y Guillermo Cabrera Infante (“Nada, yo soy Adán”).
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