jueves, 23 de abril de 2020

Lo que viene


Miedo. Muerte. Temor. Así son las crisis. Pero incluso una de salud como esta, se aprovecha por el enorme potencial que presenta para las justificaciones, los pretextos; las oportunidades para hacer avanzar una agenda, un interés, determinados planes, muchas ambiciones.
Y ya la pandemia del covid-19 en Estados Unidos está mostrando el profundo carácter clasista que le imponen los poderosos o que sufren los necesitados. La porfía por imponer ideas, creencias, criterios. El afán para que otros los cumplan.
Cada día que pase lo veremos con mayor fuerza y multiplicado su alcance. A los despidos que semanas atrás consideramos inevitables, se sumaran otros que sospecharemos esconden fines más ruines. Las medidas de ahorro que hasta ayer acatamos —sino con gusto al menos de forma solidaria—, hoy nos mostrarán el rostro de la avaricia.
Algunas ventajas, pequeños privilegios, amabilidades de nación superdesarrollada económicamente, de momento suspendidas a reclamo de la epidemia, no volverán.
Los republicanos parecen empeñados en colocar a la lucha de clases —sí, la lucha de clases— en primer término a la hora de decidir las elecciones. ¿Quién ganará la presidencia? Pequeño enigma dentro de tantas incógnitas. Por lo pronto, no hay que salir a descartar a Trump. Puede que triunfe. Sobran los ejemplos de estupidez en las urnas. Los cubanos de Miami son un buen ejemplo de ello.
Mientras tanto, aguantar los errores de los poderosos. Ver como el recurrir al conocimiento como guía, sigue compitiendo —al parecer en creciente desventaja— contra el oscurantismo y los fanáticos de siempre.
Luego al ¿final?, saldremos de esta crisis o más pobres o más ricos, según cada cual; pero todos más incrédulos, más divididos, más hostiles.

1 comentario:

Unknown dijo...

No hay nada mas cierto que lo anterior.

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