lunes, 17 de agosto de 2020

Como Biden quiere cambiar a EEUU

Cuando lanzó su precandidatura a la presidencia de Estados Unidos en abril de 2019, el demócrata Joe Biden declaró que representaba dos cosas: a los trabajadores que “construyeron este país” y a los valores que pueden unificar las grietas que actualmente dividen a Estados Unidos, informa la BBC.

Muchísimo ha pasado desde entonces.

La pandemia de coronavirus, una crisis que desnudó el racismo en el país y lo que se perfila como una depresión económica histórica pusieron el año 2020 de cabeza y representan un enorme desafío para quien ocupe la Casa Blanca tras los comicios del 3 de noviembre.

Estos eventos han obligado a los candidatos a modificar algunas de sus propuestas, prioridades y estrategias.

Muchos analistas consideran que la decisión de Biden, de 77 años, de nombrar a la senadora por California Kamala Harris como su número dos —la primera mujer negra candidata a la vicepresidencia por el Partido Demócrata en la historia del país— forma parte de esos cambios.

Sin embargo, hay una cosa que no ha cambiado: la propuesta básica de Biden, que fuera vicepresidente de Barack Obama, sigue siendo reconstruir y restaurar lo que, a su entender, se ha perdido durante el gobierno actual.

Desde alianzas internacionales hasta el avance de la clase media, la protección ambiental y los derechos a la atención médica.

Biden pretende revocar muchas decisiones de Trump y afrontar nuevos desafíos para el país.

Con el comienzo el lunes de la Convención Nacional Demócrata, el evento de cuatro días al final del cual los delegados del Partido Demócrata formalizarán la candidatura de Biden y Harris, los corresponsales de la BBC analizan cuáles son las principales propuestas del rival de Trump.

Coronavirus: un programa nacional de prueba y rastreo

Para abordar el coronavirus —el desafío más inmediato y obvio que enfrenta EE.UU. hoy— Biden propone proporcionar pruebas gratuitas para todos y contratar a 100.000 personas para establecer un programa nacional de rastreo de contactos.

Dice que quiere establecer al menos diez centros de pruebas en cada estado y pedir a las agencias federales que desplieguen recursos y brinden una guía nacional más firme a través de expertos federales.

También cree que todos los gobernadores deberían exigir el uso de máscaras.

Salud: ampliación del Obamacare

Biden dice que ampliará el alcance de la Ley de Cuidado de Salud Accesible (ACA), más conocido como Obamacare, aprobado durante su gestión como vicepresidente y que Trump ha intentado derogar.

Su plan es asegurar a aproximadamente el 97% de los estadounidenses.

Aunque no llega a la propuesta de seguro médico universal, conocida como “Medicare para todos”, por la que abogan los miembros más progresistas de su partido, Biden promete dar a todos los estadounidenses la opción de inscribirse en una opción de seguro médico público similar a Medicare, que brinda beneficios médicos a los ancianos.

También promete reducir la edad de elegibilidad para Medicare, de 65 a 60 años.

Economía: aumentar el salario mínimo e invertir en energía verde

Biden quiere aumentar el salario mínimo a al menos $15 la hora, una medida que goza de popularidad entre los jóvenes y que se ha convertido en una especie de tótem del Partido Demócrata en 2020.

También propone poner fin al pago de salarios por debajo del mínimo para los trabajadores que reciben propinas.

Y ha dicho que revertirá los recortes de impuestos de la era Trump.

Medio ambiente: volver a unirse al Acuerdo Climático de París y pasar a usar energía verde para 2050

Biden ha prometido que si gana, volverá a sumar a EEUU al acuerdo de París, del que se retiró con Trump.

Se ha comprometido a alcanzar una “economía de energía limpia” al 100% para 2050 y ha descrito el cambio climático como “el desafío que definirá el futuro de nuestro país”.

Industria: priorizar la producción nacional

El plan “Reconstruir mejor” de Biden propone que el gobierno federal invierta $700.000 millones en materiales, servicios, investigación y tecnología fabricados en EEUU.

La propuesta también apunta al fortalecimiento de las llamadas leyes “Compre productos estadounidenses”, que incluyen ajustar la definición de lo que es considerado un bien de producción nacional.

Política exterior: reparar la reputación del país (y quizás enfrentar a China)

La política de Biden se centra en una noción de “política exterior para la clase media”, así como en la promesa de reparar las relaciones con los tradicionales aliados del país que Trump socavó, en particular con la OTAN.

Biden también ha dicho que China debería rendir cuentas por prácticas injustas, pero en lugar de imponer aranceles unilaterales ha propuesto formar una coalición internacional con otras democracias que China “no puede permitirse ignorar”.

Educación: preescolar universal y expandir la educación universitaria gratuita

En un giro notable hacia la izquierda, Biden ha respaldado varias grandes políticas educativas que se han vuelto populares dentro del partido: condonación de la deuda de préstamos estudiantiles, expansión de universidades gratuitas y acceso preescolar universal.

Estos se pagarían con el dinero recuperado de la retirada de los recortes de impuestos de la era Trump.

Control de armas: un cambio radical de las políticas actuales para frenar la violencia armada

La campaña de Biden llama a la violencia armada “una pandemia de salud pública”.

Si gana, el candidato ha prometido más de dos decenas de cambios en las políticas estadounidenses de control de armas.

Biden dice que prohibirá la fabricación y venta de armas de asalto y cargadores de alta capacidad y exigirá verificaciones de antecedentes para todos los compradores de armas.

También pondrá fin a la venta en línea de armas de fuego y municiones, e incentivará a los estados a invocar leyes de alerta que permitan a la policía confiscar armas temporalmente a personas consideradas

peligrosas.

Inmigración: marcha atrás a las políticas de Trump

Si es elegido, Biden dice que buscará inmediatamente deshacer las políticas de inmigración de la era Trump.

En sus primeros 100 días en el cargo, promete revertir las políticas que separan a los padres de sus hijos en la frontera, rescindir los límites a las solicitudes de los solicitantes de asilo y poner fin a las prohibiciones de viaje a varios países de mayoría musulmana.

También promete proteger a los “Dreamers”.

Justicia: reforma del sistema penal, marihuana legal y no más pena de muerte

Biden ha propuesto una serie de políticas para reducir el encarcelamiento, abordar las disparidades por raza, género e ingresos en el sistema judicial y rehabilitar a los prisioneros liberados.

Si es elegido, Biden dice que eliminaría las sentencias mínimas obligatorias, despenalizaría la marihuana y eliminaría las condenas anteriores por cannabis, y que pondría fin a la pena de muerte.

Sin embargo, ha rechazado las llamadas para retirar fondos a la policía. Ha dicho que algunos de esos fondos deberían ser redirigidos a los servicios sociales, como los de salud mental, pero hasta ahora ha eludido los planes para “desfinanciar” a la policía, en el ojo del huracán por acciones de brutalidad como la que llevó a la reciente muerte del afroestadounidense George Floyd.

En cambio, su plataforma aboga por una inversión de $300 millones en un programa de policía comunitaria y promete expandir el poder del Departamento de Justicia para abordar la mala conducta sistémica en los departamentos de policía.

Vivaldi y Carlos VI

En septiembre de 1728, Vivaldi mantuvo un encuentro con Carlos VI en Trieste.  De la reunión hay el testimonio de dos cartas de un abate veneciano a una dama francesa. 
“El emperador ha dedicado mucho tiempo a discutir de música con Vivaldi. Se dice que él ha hablado [con el compositor] más en dos semanas que lo que ha hecho en dos años con sus propios ministros”, escribió el religioso.
Como su abuelo Fernando II y su padre, Leopoldo I, Carlos VI no solo era capaz de componer —principalmente música religiosa— sino de dirigir una ópera de Fux. Eso, por supuesto, no le impidió estar empeñado en guerras constantes, como era común en la época.
Por su parte, Vivaldi buscaba una posición como compositor y ejecutante en Viena, y no recibió ninguna de las dos, por lo que no hay que confiar mucho en la comprensión y los gustos de los monarcas.
Dejando a un lado la segura benignidad de los cortesanos —incluidos los músicos de la corte— hacia las habilidades musicales del monarca, queda siempre su interés musical.
Imaginemos por un momento un encuentro similar en la actualidad. Pensar en una reunión de este tipo con Trump es demasiado cruel. Busquémoslo en España, en Francia, en Gran Bretaña, en Holanda. Busquemos más, sin esperanza.
Uno, a veces, no puede —¿o no quiere?— evitar ser reaccionario.

domingo, 16 de agosto de 2020

«Seberg»

Como película, Seberg no se destaca salvo por Kristen Stewart. Como filme político, deja cabos sueltos, mucho sin mencionar y carece de profundidad, lo que es típico en cintas de este tipo. 
Pero el programa COINTELPRO existió y muchos de sus documentos son ahora públicos. Una institución policial de Estados Unidos llevó a cabo una campaña de desprestigio y calumnia contra una artista estadounidense por sus simpatías políticas y por sus donaciones al controversial movimiento de las “Panteras Negras”. A lo que se debe añadir que en general el Black Power merece la crítica y la condena por algunas de sus ramas y participantes (la armada y terrorista), sin que por ello se eluda las características de la sociedad norteamericana que llevaron a su existencia (en ese eludir en situar la realidad del momento se lamenta la ausencia de al menos una línea que señale que Hakim Jamal fue asesinado por miembros del Black Power, al final de la película antes de los créditos, mientras se escucha  a Nina Simone cantando Just Like Tom Thumb's Blues de Bob Dylan).
Sin embargo, lo que preocupa y alarma es que esas tácticas de difamación, intimidación y calumnia no terminaron con el final de la era de Hoover en el FBI. Lo que es peor, ahora están más extendidas que nunca en la política y en toda la sociedad estadounidense. Con impudicia e impunidad el presidente Donald Trump las emplea a diario, y sus partidarios las repiten y se alimentan de ella. Todo para recordarnos que en lo social y político este país avanza y retrocede con una frecuencia exasperante.

domingo, 2 de agosto de 2020

¿Cuál de las tres?


Tres son las más fuertes candidatas a formar parte de la boleta demócrata como el vicepresidente nominado por Biden: Kamala Harris, Val Demings y Susan Rice.
Aunque la senadora Harris parece la candidata ideal, tengo dudas de que Biden la elija. Aquí entran a jugar las personalidades de ambos y el hecho de que el exvicepresidente no debe sentirse muy complacido a incluir en el ticket a alguien que, desde el primer día en la Casa Blanca, inicie sus pasos para una posible elección futura a la presidencia.
La representante Demings cuenta a su favor con el hecho de haber sido jefe del departamento de policía de Orlando antes de ser elegida a la Cámara y el potencial de ayudar a ganar el estado de Florida (Harris también tiene experiencia en el terreno legal). Sin embargo, no resulta decisivo el nombramiento de un vice para ganar un estado. De hecho, por lo general el votante se fija en quien encabeza la boleta y no el segundo nombre, aunque debido a las características de Biden y de este año electoral, ello puede cambiar.
En cuanto a experiencia en el campo internacional participación en las administraciones de Clinton y Obama, Rice es la candidata con mayor puntaje. Aunque su nominación les serviría a los republicanos para volver al tema de Benghazi y avivaría el siempre presente conflicto ideológico sobre la posición de Estados Unidos con respecto a Israel e Irán. Quizá sería la nominada con mayores posibilidades de ofrecer ”municiones” a trumpistas y republicanos en la contienda ideológica. Rice cuenta además con simpatía de Obama y las suficientes credenciales “liberales” para atraer a los votantes más progresistas. Tendría el apoyo de buena parte de la comunidad LGBT, ecologistas y partidarios de una posición más negociadora de EEUU en el terreno internacional y menos belicistas. Más de cooperación y menos de aislamiento.
De las tres, creo que es la más capacitada, aunque quizá Biden mire más a la situación nacional, se decida por Demings y deje todo el tema de política internacional a decidirlo en base a su propia experiencia y conocimiento. Si un candidato presidencial busca en su compañero de boleto lo que él carece o tiene en falta, no necesita tanto a Rice y sí a Demings para contar con el voto de los electores de la raza negra de manera decisiva.
Solo que —¿lo olvidaba?—, yo no soy Biden.
De izquierda a derecha; Kamala Harris, Val Demings, Susan Rice.

La comezón del exilio revisitada

A veces en el exilio a uno le entra una especie de comezón, natural y al mismo tiempo extraña: comienza a manifestar un anticastrismo elemen...