En octubre de 2007, Uno de los problemas que algunos exiliados cubanos más conservadores enfrentaban con las aspiraciones de Giuliani para ganar la candidatura republicana era que, aunque por su retórica les parecía perfecto, un pequeño detalle de su historial les preocupaba.
Giuliani debería ser su candidato ideal, pero en Miami no olvidaban que fue el fiscal a cargo del encausamiento y prisión de Eduardo Arocena, dirigente del grupo terrorista Omega 7.
Cuando estuvo al frente de la fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, la oficina de Giuliani acusó a Arocena de confabularse para dar muerte a un diplomático cubano, así como por su participación en atentados dinamiteros en Miami y Manhattan.
(
La información de The New York Times sobre el encausamiento a Arocena aquí. Sobre la sentencia que le impuso un juez aquí.)
Arocena fue sentenciado a cadena perpetua más 35 años de prisión, a lo que luego se agregó otra sentencia de 20 años.
Entre sus cargos estaba uno de conspiración para la fabricación de armas ilegales y 22 cargos de posesión de dichas armas, así como uno de conspiración para construir bombas y 23 cargos relacionados con explosivos o la colocación de explosivos.
Esa visión de Arocena como un terrorista peligroso no era compartida en el sector exiliado más comprometido con la llamada "línea dura''. De hecho, su liberación se mantenía como un reclamo constante, aunque sin consecuencia alguna.,
Los años transcurridos han cimentado el olvido, o en la actualidad no se le da importancia al hecho. Por lo demás estas líneas no deben interpretarse como un reproche a la conducta del entonces fiscal Giuliani.
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