jueves, 3 de marzo de 2022

Ucrania en blanco y negro


Fiona Hill ha definido con claridad lo que está en juego en la invasión rusa a Ucrania, y a partir de esa definición uno se coloca en un lado o el otro. No hay términos medios, no hay peros posibles, no caben las vacilaciones. Es, por supuesto una posición intransigente. Desgraciadamente es así, qué remedio.
“Ucrania se ha convertido en la primera línea de una lucha, no solo entre democracias y autocracias, sino en una lucha por mantener un sistema fundamentado en reglas en el que las cosas que los países quieren no se toman por la fuerza”, dijo Hill en una entrevista aparecida en Politico.
No hay marcha atrás, no hay vericuetos, todo en blanco y negro. Desgraciadamente de nuevo.
No hay que borrar las argumentaciones sobre viejas culpas y errores, sino priorizar los esfuerzos por detener a Putin. Los análisis no deben interrumpirse, y señalar lo incorrecto siempre ayuda a comprender cómo hacerlo mejor, pero antes la denuncia. Sí, esto es una posición militante;  las circunstancias obligan a ello. 
Como señala Hill, las sanciones no van a ser suficientes. Debe producirse una respuesta internacional importante, donde los gobiernos decidan, por su propia cuenta, que no pueden hacer negocios con Rusia durante un período de tiempo que hoy no se sabe cuánto va a durar, hasta que esta crisis se resuelva de forma definitiva. Todas las compañías occidentales, los planes de pensiones privados o estatales o federales —y en el fondo de pensiones de Florida hay dinero invertido en Rusia—, fondos mutuos o de cualquier tipo vinculados a Rusia; todo negocio o dinero en relación con Rusia debe retirarse de inmediato. El mundo no puede permitir la destrucción de Ucrania por Rusia.

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