Donald Trump terminó brindando su apoyo electoral, para las elecciones legislativas, al aspirante a senador JD Vance. Singular para quienes conocen parte de la historia. En 2016 Vance acusó al expresidente y al Partido Republicano de “antagonizar de forma activa a los votantes de la raza negra”; señaló además de que Trump debía una parte de su apoyo político a los sentimientos racistas y xenófobos de sus simpatizantes.
“No es solo que Donald Trump no hable sobre temas de especial interés para los votantes minoritarios o los votantes negros, es que parece gustarle enemistarse activamente con muchos de los votantes negros”, dijo Vance a Don Lemon, de la cadena CNN, durante un panel de discusión en 2016.
“Desafortunadamente, esa ha sido la estrategia del Partido Republicano durante 30 años”, continuó. “Lo digo como republicano que quiere que el partido consiga más votantes negros. Y Trump parece estar llevando esa estrategia al siguiente nivel. Se nota en las encuestas, ¿verdad? No le irá especialmente bien el día de las elecciones”.
En una entrevista de septiembre de 2016 con “PBS Newshour”, Vance también dijo que el “racismo” y la “xenofobia” entre un grupo de votantes era la fuerza impulsora detrás de parte del apoyo político a Trump.
“Definitivamente hay un elemento del apoyo de Donald Trump que tiene su base en el racismo, la xenofobia, pero muchas de estas personas son personas realmente trabajadoras, que luchan de una forma destacada”, dijo Vance.
Claro que ahora Vance no dice lo mismo. Desde hace un año está buscando el apoyo oficial de Trump a su candidatura. Pero que el exmandatario, que se caracteriza por su personalidad rencorosa, decida olvidar todos aquellos comentarios y darle su apoyo es cosa distinta. Para entenderlo hay que conocer la otra parte de la historia. Y esta es que Vance, además del respaldo de Tucker Carlson, figura prominente de la cadena Fox, cuenta con el apoyo de Peter Thiel, quien lo acompañó en lo que, para los republicanos aspirantes a ganar en las próximas elecciones legislativas, se ha convertido en un indispensable peregrinaje a Mar-a-Lago.
Thiel, un multimillonario que fue uno de los creadores de PayPal, es un genio matemático pero, sobre todo, financiero, en lo relacionado con fondos de inversiones y análisis de datos, campo donde ha fundado o participado en muchas firmas: Clarium Capital, Palantir Technologies, Founders Fund, Valar Ventures, Mithril Capital, Y Combinator; así como una inversión original en Facebook que le ha permitido ganar millones en venta de acciones y formar parte de su junta de directores (anunció que en las elecciones de este año de dicha junta no buscará la reelección, ya que piensa apoyar a Trump en una posible búsqueda de la reelección).
Al igual que en las finanzas, Thiel —nacido en Alemania y que tiene la ciudanía alemana, estadounidense y neozelandesa— ha estado muy activo en política, como promotor y financiero de campañas. Participó en la convención republicana de 2016, que aprobó la candidatura de Trump. En aquel momento, el luego presidente lo mostró como ejemplo para promover su agenda entre los homosexuales.
Vance y Thiel han invertido en Rumble, una plataforma de videos que es popular entre los partidarios de derecha estadounidense. Thiel es un mega donante que — como se señaló— apoya financieramente las aspiraciones senatoriales de Vance.
Por su parte, Vance no solo ha desempeñado labores brevemente como abogado, comentarista en CNN y en el campo de las empresas tecnológicas, a cargo de una firma de capital de riesgo de Thiel: Mithril Capital y como socio inversionista en Revolution LLC. También es el autor de Hillbilly Elegy: A Memoir of a Family and Culture in Crisis (2016), un libro de memorias donde cuenta su niñez como miembro de una familia de la clase trabajadora de Ohio con abuelos hillbilly, y en que narra sus esfuerzos para salir de la pobreza, tras una vía que lo llevó a la Marina, la universidad y a la Facultad de Derecho de Yale.
Tanto Thiel como Vance son figuras con las que Trump puede mantener relaciones no solo de conveniencia, sino compartir ciertos ideales y criterios (por supuesto, no todos) y sentirse primus inter pares. No hay que extrañarse del apoyo.
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