La nueva directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) de España, Esperanza Casteleiro Llamazares, tiene un capítulo singular en su extenso currículum; y la prensa española ha vuelto a resaltar tras su recién nombramiento al frente de la organización. Ese capítulo tiene que ver con Cuba.
Casteleiro —que ha llegado a lo más alto del CNI tras casi cuatro décadas de trabajo en los servicios secretos— se vio obligada a abandonar Cuba a principios de 2009, junto a varios agentes españoles que trabajaban en la isla, tras la detención de un confidente.
Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad Complutense de Madrid, toda su vida laboral ha estado fundamentalmente dedicada al campo de la inteligencia y se le considera una experta en contraterrorismo y en la zona del Magreb.
En 2004 el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, con José Bono como ministro de Defensa, la nombró secretaria general del CNI, como número dos del director Alberto Saiz. Ocupó el cargo durante casi cuatro años, siendo sustituida en 2008 por Elena Sánchez. Entonces Casteleiro
Tras su salida de la Secretaría General, Casteleiro volvió a ocupar diversos puestos de inteligencia exterior y fue enviada a Cuba, para dirigir allí a los espías españoles, en un momento en que se aventuraba la posibilidad de una apertura política y económica, tras el traspaso del poder de Fidel Castro hubiese entregado el poder a su hermano Raúl.
Reconocida por su labor directiva en la inteligencia española, en Cuba Casteleiro siempre estuvo estrechamente vigilada y apenas podía desenvolverse fuera del hotel donde residió por casi medio año, hasta que tuvo que abandonar la isla antes de que la declararan persona non grata.
El motivo que provocó esta súbita decisión fue la detención en febrero de 2009 del empresario Conrado Hernández cuando se disponía a tomar un avión con destino a España. El arrestado era delegado de la Sociedad para la Promoción y Reconversión Industrial (SPRI), una entidad del Gobierno vasco en La Habana, informa el medio español theobjetive.com.
En un primer momento, se pensó que se trataba de un caso de corrupción empresarial como los que estaban aflorando en Cuba tras la tímida apertura económica que hubo después de la sucesión familiar entre los Castro.
Sin embargo, a las dos semanas se produjo la caída en desgracia del vicepresidente Carlos Lage y del canciller Felipe Pérez Roque, quienes visitaban con asiduidad una de las haciendas que tenía Conrado Hernández a las afueras de La Habana.
Según un video que las autoridades cubanas mostraron de forma reservada a cuadros del Partido Comunista para justificar las destituciones, el empresario había aprovechado su amistad y cercanía con Lage y Pérez Roque para indagar en los cambios que se preveían en la cúpula castrista y pasar esa información al Gobierno español.
Conrado Hernández era un confidente de los servicios secretos españoles, pero la Seguridad del Estado cubana le tenía bajo estrecha vigilancia desde unos años antes, ya que había grabado una reunión de Hernández con agentes del CNI en 2007 en un conocido restaurante de La Habana Vieja.
El propio Fidel Castro cargó contra Lage y Pérez Roque en una de sus “Reflexiones” publicadas en Granma, al advertir de que los purgados “se dejaron seducir por las mieles del poder” con la esperanza de ponerse al frente del país, al tiempo que habían sido atrapados por los cantos de sirena provenientes de “agentes externos”. Una clara alusión a los espías del CNI.
La presencia de Casteleiro en La Habana agravó la desconfianza de las autoridades cubanas hacia ella, por lo que el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero decidió retirar a los agentes del CNI antes de que fueran expulsados por el régimen castrista. La propia Casteleiro puso rumbo a España poco después. En cuanto al empresario, fue juzgado, condenado a una larga pena de prisión y únicamente pudo salir en libertad en octubre del año pasado.
Para leer un análisis sobre la destitución de Lage y Pérez Roque, hacer un clic aquí.
Para el discurso de Fidel Castro en la Universidad de La Habana el 17 de noviembre de 2005, hacer un clic en “Anestesia local, pistola en mano”.
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