Para ellos es fácil. Hablar del peligro del “comunismo” que amenaza Colombia. Repetir una y otra vez una agenda cansona, que por décadas no ha hecho avanzar siquiera la esperanza de un posible cambio democrático en Cuba o un mayor respeto por los derechos humanos. Cuba, Cuba, Cuba siempre en declaraciones pomposas. Pero a la hora de enfrentar los problemas que en la actualidad atraviesan los estadounidenses —en especial los floridanos, en especial quienes residen en Miami y Miami-Dade—, los representantes cubanoamericanos Mario Diaz-Balart, María Elvira Salazar y Carlos A. Giménez no mueven un dedo, y vuelven otra vez a refugiarse en sus declaraciones inútiles.
Un buen ejemplo de esto es lo que han hecho —es decir, lo que no han hecho— a la hora de enfrentar el grave problema de la escasez de fórmula infantil.
Los demócratas de la Cámara dieron a conocer un proyecto de ley de gastos de emergencia de $28 millones para abordar dicha escasez. La representante demócrata Rosa DeLauro, a cargo del Comité de Asignaciones de la Cámara, dijo que el dinero aumentaría el personal de la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) para impulsar las inspecciones de proveedores nacionales e internacionales, evitar que los productos fraudulentos lleguen a los estantes de las tiendas y adquirir mejores datos del mercado.
“La FDA no tiene la fuerza de inspección adecuada para poder hacer eso y hacerlo de manera oportuna”, dijo DeLauro, de acuerdo a USA Today.
La escasez se deriva de un retiro del mercado realizado por Abbott Nutrition en febrero, que exacerbó las continuas interrupciones en la cadena de suministro entre los fabricantes de fórmulas, dejando menos opciones en los estantes de las tiendas en gran parte del país. DeLauro también ha criticado a la FDA por no abordar “con un sentido de urgencia” las preocupaciones de seguridad en la planta de Abbott en Michigan que provocaron la escasez.
Sobre las causas más profundas de la crisis, los criterios están divididos según las posiciones partidistas.
Los republicanos consideran que todo se debe a la mala labor de la administración del presidente Joe Biden, mientras los demócratas creen que la culpa recae en la “codicia y consolidación corporativa”.
También sobre la solución al problema están divididos demócratas y republicanos. Mientras el presidente Biden ha tratado de resolver la crisis, incluso recurriendo a medidas de excepción, y los legisladores han trabajado en la elaboración leyes y medidas de apoyo para una solución presente y futura, los republicanos han decidido que —como en ocasiones anteriores— lo mejor para sus fines electorales es no contribuir a resolver la crisis, sino hacer lo posible para agravarla; y de esta manera poder echarle una culpa adicional a los demócratas. Por supuesto que, bajo esa maniobra, queda claro que la salud y el bienestar de niños y padres les importa poco.
Así que no debe asombrar de la manera que han actuado los representantes cubanoamericanos, republicanos por Florida en la cámara federal, cuando tuvieron que votar por el proyecto de ley HR 7790, para proporcionar $28 millones en fondos de emergencia a la FDA, en un esfuerzo para ayudar a aliviar el déficit actual y evitar la escasez futura. El proyecto de ley fue aprobado por un conteo de 231 a 192. Los tres legisladores cubanoamericanos votaron en contra.
No se trata de un problema político e ideológico. Tampoco es un asunto de “guerra cultural” ni de identidad o género. Se debe enfatizar que —como ya se ha dicho— los fondos de emergencia son para aumentar la cantidad de personal de inspección de la FDA, proporcionar recursos para el personal que trabaja en problemas con la fórmula, ayudar a la agencia a evitar que la fórmula para bebés fraudulenta ingrese al mercado de EE. UU. y mejorar la recopilación de datos en el mercado de la fórmula, según un comunicado del Comité de Asignaciones de la Cámara.
Si los legisladores republicanos cubanoamericanos por Florida se oponen a la asignación monetaria —que tampoco es una cifra exagerada— es por el simple motivo de que la situación se agrave y el gobierno de Biden pierda votantes. Nada más. Y por supuesto, para ellos los niños no importan.
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