miércoles, 20 de julio de 2022

Corrección política, incorrección económica, política torcida

En 1991 el reaganismo había calado con tanto éxito en la espina dorsal de la sociedad estadounidense que los demócratas decidieron centrar el discurso de su  candidato Bill Clinton en una sola estrategia: ahora los progresistas se ultrajarían con la misma indignación con la que, tradicionalmente, solo se ultrajaban los conservadores.
 Así nació la corrección política de los 90, cuando se asentaron términos como “afroamericano” (en vez de negro), “discapacitado” (en vez de retrasado o tullido) y “encuentro entre civilizaciones” (en vez de descubrimiento de América). Y si alguien no se adaptaba a esta nueva mentalidad, los progresistas llamarían al boicot que tan Con el tiempo la práctica llegó a convertirse en una fórmula reaccionaria-progresista que fue adoptada no solo como un nuevo conservadurismo sino como el epítome del establishment.
Ello ha permitido a los políticos con nuevo disfraz —o a los millonarios convertidos en políticos— como Donald Trump en Estados Unidos, conquistar en buena medida la bandera anti establishment, siendo paradójicamente los ejemplos idóneos de eso que supuestamente atacan. La diferencia esencial aquí sería el poder discernir esa ira legítima entre aquellos que se sienten traicionados y abandonados por un sistema que los ha dejado atrás, y la utilización o aprovechamiento de ese sentimiento popular por parte de los embaucadores de turno. El mecanismo de apropiación es viejo y aparece en decenas de novelas, narraciones de todo tipo, obras teatrales y películas, Lo que debe preocupar, en este sentido, es la eficacia repetida de un truco tan barato, sea un pastor de una iglesia de campo, un cura de aldea o de Roma, el dirigente político de la izquierda de turno o el consejero motivacional que ofrece charlas siempre que se pague la entrada.
En una escala invertida —no de valores sino en la utilización de igual procedimiento— ir en contra de la diversidad puede resultar tan llamativo como antes apoyarla. 
Por supuesto, hay un factor fundamental que no es ajeno a la trama y es contar con los fondos para desarrollar el engranaje de supuesta protesta o real ira, pero para ello están las diversas fuentes de financiación que han surgido en los últimos años, sean de industrias novedosas o de la repetición del azar y la ganancia establecida (el juego, los bienes raíces, el comercio y publicidad en internet, la nueva banca mundial).

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