viernes, 1 de julio de 2022

La muerte de López-Calleja y la tentación de especular


Especular, especular, especular. Nada más fácil y riesgoso en lo que se refiere al tema cubano. Tratándose de la muerte de Luis Alberto Rodríguez López-Calleja —fallecido el viernes a consecuencia de un paro cardiorrespiratorio—, la tentación es mucha. 
Un marco nacional de fuerte crisis económica, un país que se mantiene en el difícil equilibrio entre la represión cotidiana y la esperanza de largarse de él, una lucha por el poder que a veces uno se imagina desde el exilio y otras parece que está a punto de insinuarse en gestos desde la isla, aunque al final no ocurra nada.
Varios aspectos que pueden señalarse más allá de la conjetura. 
1) Desde hace varias semanas el presidente Miguel Díaz-Canel viene desarrollando una campaña —propagandística y administrativa— que busca demostrar que está en pleno control de la situación del país, no como líder revolucionario sino como funcionario en jefe. 
Ha tenido que intentar rescatar ese papel de mayor funcionario no solo como consecuencia de haber recibido un poder hasta cierto punto debilitado por las sucesivas divisiones en el mando establecidas por Raúl Castro, antes de su aparente retiro,19 sino a raíz de su debilidad como gobernante demostrada en, las diversas situaciones ocurridas desde el inicio de la pandemia.
2) La opacidad en el desempeño por la conservación del poder —desempeñada tanto por los cuerpos militares como por los órganos de seguridad— no se ha modificado con los años. Más bien todo lo contrario. Ya se conoce —aunque no por completo— que tal agresividad, que parece innata al proceso iniciado en 1959,  incluso se intensificó en el breve período de “deshielo” entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos.
Por otra parte, exponentes de tal enfoque más agresivo, como el coronel Alejandro Castro Espín, se mantienen en la sombra pero nada indica que no estén activos. Situaciones sin resolver como el “Síndrome de La Habana” continúan pesando de cara al futuro de las relaciones Cuba-EE. UU.
3) El consorcio empresarial Gaesa siempre ha sido un monstruo de dos cabezas para los cubanos. Por un lado el mito de una administración eficiente de un amplio número de negocios —mediante una gerencia similar a cualquier empresa capitalista—, que brinda una alternativa esperanzadora y envidiable frente a la ineficiencia que por décadas ha caracterizado el desempeño económico del gobierno. Por el otro un pulpo que al tiempo que obtiene recursos económicos para la sobrevivencia del sistema imperante lo hace mediante la subordinación y el desprecio a otras ramas comerciales y de servicios más vinculadas a la satisfacción de las necesidades de la población. El turismo siempre es el ejemplo a mencionar. 
Al mismo tiempo, con el cambio de la política de Washington hacia La Habana que desarrolló el gobierno de Donald Trump, Gaesa pasó a un primer plano de importancia dentro de dicha política. Por su parte, el gobierno de Joe Biden no ha cambiado dicho enfoque.
Cualquier transformación o cambio que pueda ocurrir ahora en Gaesa, sin la presencia de López-Calleja, se convierte en una pieza clave del futuro inmediato de Cuba.

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