Pérez-Reverte ve a Pedro Sánchez, el presidente del gobierno español, como una figura “interesantísima” para un novelista. Taimado, sin escrúpulos, ambicioso, altanero, osado, le recuerda un personaje florentino, renacentista. o de una obra de Shakespeare.
El problema es que confunde personaje con persona. El personaje que él imagina —no discuto la cercanía o no con la realidad— es ya de hecho una creación literaria. En vez de denostar, los adjetivos atribuidos lo engrandecerían.
Hoy imaginamos a varios reyes ingleses como Shakespeare los representó en sus obras.
No solo a los Tudor bajo el reinado de Isabel I, qué remedio le quedaba. El villano Ricardo III siempre ha sido shakespeariano, para bien y para mal de su monarquía y del monarca.
La verdad —si es que existe— solo importa a unos pocos. Lo lamentable en España no son políticos como Sánchez, lo lamentable es que no haya quien cuente bien su historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario