domingo, 30 de octubre de 2022

¿Será ahora acusado Bolsonaro de delitos de corrupción?


Cuando Jair Bolsonaro ganó las elecciones presidenciales de Brasil prometiendo limpiar la política y, desde que asumió el cargo en 2019, dijo al menos 237 veces que su gobierno tenía “cero corrupción”.
Esas afirmaciones resonaron entre los partidarios de Bolsonaro al enfrentarse en una ajustada segunda vuelta el domingo para la presidencia contra el expresidente  Luiz Inácio Lula da Silva, quien estuvo encarcelado. Ahora que Bolsonaro ha perdido la reelección, su futuro —no solo político— ha cambiado por completo.
En las últimas semanas, Bolsonaro se preocupó por la perspectiva de ir a prisión, según dos altos funcionarios que escucharon esas preocupaciones del presidente y hablaron de forma anónima para describir conversaciones privadas, según publicó The New York Times.
A pesar de sus afirmaciones, Bolsonaro y su círculo íntimo han enfrentado investigaciones por acusaciones que incluyen malversación de fondos públicos, robo de salarios del personal y mal manejo de la pandemia de Covid-19. Las investigaciones habían sido aplazadas o bloqueadas hasta el momento, dada su influencia política y su inmunidad presidencial.
Pero eso puede cambiar ahora que Bolsonaro perdió las elecciones presidenciales del domingo.
“Después de dejar el cargo, no hay inmunidad, ninguna, por los delitos cometidos por un expresidente en Brasil”, dijo Eloísa Machado, profesora de derecho en la Fundação Getulio Vargas, una universidad y organización de investigación en São Paulo, Brasil.
La ley brasileña deja menos espacio para la interpretación sobre el tema que en Estados Unidos, donde las afirmaciones de inmunidad presidencial del expresidente Donald J. Trump lo han ayudado a sortear investigaciones y juicios.
En Brasil, solo el fiscal general puede investigar a un presidente interino, y solo la Corte Suprema puede procesarlo, lo que “definitivamente ayuda a prevenir investigaciones”, según Davi Tangerino, profesor de derecho de la Universidad Estatal de Río de Janeiro.
En 2019, Bolsonaro nombró a Augusto Aras como fiscal general, ignorando una tradición de dos décadas de que los fiscales federales eligieran a su jefe. Desde entonces, la oficina del fiscal general ha archivado más de 100 solicitudes de investigación, la mayoría relacionadas con la respuesta caótica y posiblemente corrupta de Bolsonaro a la pandemia y sus ataques a la Corte Suprema.
“El fiscal general lo protegió de cualquier responsabilidad”, dijo Machado.
Además, Bolsonaro y dos de sus hijos han sido implicados en denuncias de que tomaron parte de los salarios de los miembros del personal durante sus mandatos como congresistas. El año pasado, la oficina del fiscal general abrió investigaciones sobre los casos del presidente, pero no ha habido ningún movimiento al respecto.
Hace un par de meses, las finanzas familiares fueron el centro de atención con un informe del sitio de noticias UOL que indicaba que la mitad de las 107 compras de bienes raíces de la familia se habían hecho en efectivo. Los fiscales de Río de Janeiro están examinando si 25 de ellos fueron comprados con dinero desviado de los salarios del personal. 
El presidente también había logrado mantener un control estricto sobre el Congreso, que ha aplazado más de 130 solicitudes de juicio político. Los medios de comunicación brasileños Estadão y Piauí informaron que, a cambio, su administración había permitido que un puñado de miembros del Congreso otorgara más de $ 8 mil millones para sus bases electorales regionales. Hace un par de semanas, la policía federal arrestó a dos personas vinculadas a este supuesto esquema de malversación de fondos, denominado “el presupuesto secreto”.
Para protegerse a sí mismo y a su círculo del escrutinio, Bolsonaro también había extendido las protecciones contra docenas de solicitudes de información, imponiendo clasificaciones de secreto de 100 años sobre datos como los nombres de las personas que visitaron el palacio presidencial y las comunicaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Da Silva, quien fue a prisión por corrupción, utilizó el tema en su campaña y prometió: “En mi primer día de gobierno, levantaré estos secretos”.

¿Aceptará Bolsonaro la derrota?


Si bien las elecciones brasileñas terminaron, sigue existiendo la preocupación por la salud de una de las democracias más grandes del mundo. El presidente Jair Bolsonaro ha pasado años atacando las instituciones democráticas de Brasil, incluido un esfuerzo sostenido por socavar su sistema de votación, lo que llevó a millones de brasileños a perder la fe en la integridad de las elecciones de su país.

Ahora, gran parte del país se pregunta: ¿Aceptará su derrota?

La votación del domingo dividió al país de 217 millones de personas casi por la mitad, y muchos votantes de cada lado consideraron que la elección era existencial para la nación.

Sin embargo, después de la votación que derrocó a Bolsonaro después de solo un mandato, hubo pocas señales inmediatas de que los aliados y simpatizantes del presidente realizarían un esfuerzo para cuestionar los resultados.

Los legisladores de extrema derecha que habían advertido sobre fraudes en el pasado reconocieron de inmediato a Da Silva como presidente electo. 

Destacados expertos conservadores llamaron a Da Silva exconvicto y corrupto, pero no afirmaron que las elecciones estuvieran amañadas. Y muchos de los partidarios de Bolsonaro en las calles de Río de Janeiro, mientras gritaban sobre el fraude en general, abandonaron una reunión afuera del condominio del presidente en Río de Janeiro para regresar a sus hogares abatidos.

A partir de las 21:00 hora local, Bolsonaro aún tenía que conceder o dirigirse públicamente al país.

La reñida carrera, las altas apuestas y la profunda polarización llevaron a una fea campaña electoral. La desinformación se ha disparado en las últimas semanas, con los partidarios de da Silva acusando a Bolsonaro de ser un caníbal y pedófilo, mientras que los partidarios de Bolsonaro han llamado a Da Silva líder de una pandilla, comunista y satanista que quiere cerrar. las iglesias de la nación.

Los funcionarios electorales intentaron intervenir, ordenando publicaciones y videos de Internet que dijeron que eran falsos. Esos esfuerzos frenaron la avalancha de información engañosa, pero también se convirtieron en su propia controversia, generando una oleada de quejas de arbitraje injusto, particularmente de Bolsonaro y sus aliados.

El año pasado, Bolsonaro les dijo a sus partidarios que solo había tres resultados en las elecciones: gana, lo matan o lo arrestan. Luego agregó: “Dígales a los bastardos que nunca seré arrestado”.

Ese tipo de retórica generó alarmas de que Bolsonaro no aceptaría los resultados. Fue uno de los últimos líderes mundiales en reconocer la victoria del presidente Biden en 2020, repitiendo las afirmaciones falsas del expresidente Donald J. Trump de que la elección fue robada, incluso dos días antes de su primera reunión con Biden a principios de este año.

No hay evidencia creíble de fraude en las máquinas de votación electrónica de Brasil desde que se introdujeron en 1996. Sin embargo, Bolsonaro ha cuestionado el sistema durante años.

A principios de este año, sus críticas al sistema adquirieron nueva gravedad cuando se unieron las fuerzas armadas de Brasil. Los líderes de las fuerzas armadas presionaron a los funcionarios electorales para que cambiaran el sistema, sacudiendo a un país que sufrió una dictadura militar de 1964 a 1985.

Pero finalmente, los funcionarios militares y electorales acordaron cambiar algunas pruebas de las máquinas de votación el día de las elecciones, y desde entonces los líderes militares han sugerido que están satisfechos con la seguridad del sistema.

En las últimas semanas, los líderes militares también dijeron en privado que no apoyarían ningún esfuerzo de Bolsonaro para cuestionar los resultados.

El viernes, en una entrevista posterior al debate final, se le preguntó directamente a Bolsonaro si aceptaría los resultados de la votación, independientemente del resultado.

“No hay duda”, dijo. “Quien obtiene más votos, se lo lleva. Eso es democracia”. 

Lula gana


Lula da Silva ha ganado las elecciones a la presidencia de Brasil con el 97% escrutado. El líder de la izquierda brasileña ha obtenido un 50,74% de los apoyos y adelanta por casi un punto y medio a Bolsonaro, con un 49,26%. Son casi dos millones de votos de diferencia, informa el diario español El País.
Más de 156 millones de personas estaban llamadas a acudir a las urnas para elegir entre dos modelos de país: el representado por el ultraderechista Jair Bolsonaro, o uno moldeado desde la izquierda por Lula da Silva. 
La encuestadora brasileña Datafolha ya da por ganador a Lula. En campaña Bolsonaro no se comprometió a reconocer una eventual derrota, una situación parecida a la que protagonizó en Estados Unidos en 2020 Donald Trump, aliado político del mandatario brasileño, informa la BBC.
La elección llega en un clima de tensión por la polarización entre dos candidatos antagónicos.

Lula con ventaja mínima en la recta final


Brasil vive una jornada electoral de vértigo. Con el 90% de apoyos ya contados, más de 110 millones de votos, Lula obtendría un 50,5% de los apoyos y adelanta por un punto a Bolsonaro, con un 49.5%, con más de un millón de votos de diferencia, informa el diario español El País.
El candidato izquierdista se ha situado en cabeza cuando el conteo rozaba el 70%, como pronosticaban los sondeos. Más de 156 millones de personas estaban llamadas a acudir a las urnas para elegir entre dos modelos de país: el representado por el actual presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro, o uno moldeado desde la izquierda por Lula da Silva, que aspira a la tercera presidencia. 
Durante la jornada electoral, el Partido de los Trabajadores de Lula ha denunciado que la Policía Federal de Carreteras ha cortado carreteras para obstaculizar el tránsito de votantes lulistas. Pero el presidente del Tribunal Superior Electoral, Alexandre de Moraes, ha asegurado en una comparecencia pública que esos cortes no han impedido que la ciudadanía acuda a las urnas y ha descartado ampliar el horario de votación. En el vídeo, un tramo de la avenida Paulista frente al Museo de Arte de São Paolo, donde los seguidores de Lula celebran ya el sorpasso.

Empate entre Bolsonaro y Lula con más de la mitad de los votos contabilizados


Con el 61% escrutado, que supone haber contado ya más de 75 millones de votos, Bolsonaro obtendría un 50,10% de los apoyos y Lula da Silva un 49,9%,con 0,2 puntos de diferencia en las elecciones presidenciales de Brasil.
Conforme avanza el recuento, se acorta la distancia entre los candidatos a favor del izquierdista, informa el diario español El País.
Durante la jornada electoral, el Partido de los Trabajadores de Lula ha denunciado que la Policía Federal de Carreteras ha cortado carreteras para obstaculizar el tránsito de votantes lulistas. Pero el presidente del Tribunal Superior Electoral, Alexandre de Moraes, ha asegurado en una comparecencia pública que esos cortes no han impedido que la ciudadanía acuda a las urnas y ha descartado ampliar el horario de votación. 
La elección llega en un clima de tensión por la polarización entre dos candidatos antagónicos.
Bolsonaro, exmilitar, busca la reelección presidencial apelando a los valores ultraconservadores de derecha, mientras que su rival, Lula, fue sindicalista y es uno de los grandes representantes de la izquierda de América Latina. Fue presidente de 2003 a 2011 y busca regresar al poder tras una condena de corrupción anulada posteriormente, informa la BBC.

Tras el cierre de las urnas en Brasil

 

Las urnas cerraron en estas elecciones presidenciales de alto riesgo de Brasil. Esto es lo que se puede esperar ahora.
Debido a que Brasil es el único país del mundo que utiliza un sistema de votación completamente electrónico, históricamente el conteo de votos sucede con relativa rapidez, sobre todo para un país tan grande. Los funcionarios indicaron el domingo que esperaban que se conociera quién era el ganador para las 7 p. m., hora del Este, informa The New York Times.
En cientos de mesas de votación por todo el país las autoridades suman los resultados de votación de cada máquina de votación y transmiten esos conteos a la agencia federal electoral en Brasilia, la capital.
El domingo, todas las mesas de votación cierran al mismo tiempo, a pesar de que el país se extiende por tres husos horarios. Sin embargo, los resultados irán llegando durante varias horas, y se espera que los primeros resultados favorezcan de manera significativa al presidente Jair Bolsonaro, el titular de extrema derecha.
¿Por qué? La respuesta, en gran medida, tiene que ver con la infraestructura de internet de Brasil.
El apoyo para Bolsonaro y otros candidatos de derecha tradicionalmente ha sido más sólido en las regiones más desarrolladas y adineradas de Brasil, donde la conexión a internet es mejor que en las regiones más pobres que se inclinan por los candidatos de izquierda, como el contrincante de Bolsonaro, Luiz Inácio Lula da Silva.
Esto es particularmente cierto en el nordeste de Brasil, una extensa zona pobre y rural que representa alrededor del 27 por ciento de los votantes y que de manera histórica ha sido un bastión de Da Silva.
Como resultado, los brasileños están habituados a que los candidatos conservadores tengan una ventaja inicial después del cierre de urnas y luego ven cómo los candidatos de izquierda se emparejan —o a veces superan— hacia el final del conteo de votos.
Sin embargo, Bolsonaro ha observado repetidamente que la tendencia —sin pruebas creíbles— es indicio de fraude, parte de un esfuerzo mayor de años para atacar el sistema electrónico de votación de Brasil.
En las elecciones presidenciales de 2014, un candidato de centroderecha encabezó los resultados de la votación durante horas hasta que la candidata izquierdista del partido de Da Silva terminó por superarlo y ganó la presidencia.
El candidato que perdió alegó que había algo irregular y exigió una auditoría, una causa que Bolsonaro —quien por entonces era diputado— apoyó.
La tendencia volvió a repetirse otra vez en la primera vuelta a principios de mes. Bolsonaro lideró al principio del conteo hasta que Da Silva lo superó.
Días después, Bolsonaro mostró un gráfico de resultados de votación e insinuó que había sido víctima de fraude. La tendencia, dijo, parecía como “todo un algoritmo”.
Desde que empezaron a usarse, en 1996, no ha habido pruebas de fraude en las máquinas electrónicas de votación de Brasil.

Bolsonaro al frente en los primeros resultados en Brasil

 


Nada más cerrar, a las 17.00, hora en São Paulo, se han conocido los primeros resultados oficiales. Con el 15% escrutado, Bolsonaro adelanta a Lula por casi 3,5 puntos. El Partido de los Trabajadores de Lula ha denunciado que la Policía Federal de Carreteras ha cortado carreteras para obstaculizar el tránsito de votantes lulistas. Pero el presidente del Tribunal Superior Electoral, Alexandre de Moraes, ha señalado en una comparecencia pública que esos cortes no han impedido que la ciudadanía acuda a las urnas y ha descartado ampliar el horario de votación, informa el diario español El País.
El jefe de la autoridad electoral de Brasil ordenó que la policía de carreteras del país respondiera a denuncias de que había ordenado detener el tráfico, en particular autobuses que transportaban votantes a las urnas, en un esfuerzo por impedir la participación en las elecciones presidenciales del domingo, informa The New York Times.
El domingo hubo decenas de reportes en las redes sociales de que agentes federales de caminos estaban deteniendo e interrogando a los vehículos en varios estados de todo el territorio de Brasil, a pesar de que las autoridades electorales previamente habían ordenado que no se llevaran a cabo estos operativos en el día de las elecciones.
Alexandre de Moraes, un juez del Supremo Tribunal que lidera la agencia electoral de Brasil, publicó una orden dirigida al director de la policía federal de carreteras en la que le pedía presentar pruebas de que sus agentes no estaban violando las reglas electorales para beneficiar al presidente de extrema derecha, Jair Bolsonaro.
En la orden, Moraes incluyó un vínculo a un tuit de una persona que aseguraba que la policía de carreteras había puesto un control de revisión en la ciudad de Cuité, al noreste del país, y que no dejaba que la gente pasara. “¡Ya está ahuyentando a la población del campo!”, decía el tuit. El nordeste brasileño es un bastión de la izquierda.
El domingo por la tarde, Moraes dijo a los periodistas que la investigación inicial de las autoridades electorales encontró que, aunque las paradas retrasaron los autobuses, todos estos llegaron a los lugares de votación previstos. “No tuvimos ningún elector que no votara debido a las operaciones”, aseguró.
Silvinei Vasquez, director de la policía de carreteras, aseguró en un comunicado oficial la tarde del domingo que sus oficiales cumplirían con las regulaciones electorales y que no obstaculizarían el transporte de votantes.
Hasta el domingo por la tarde, la policía federal de carreteras había detenido más de 550 autobuses en todo el país, según un funcionario federal de carreteras. Han habido decenas de informes en las redes sociales de agentes federales de carreteras que estaban deteniendo autobuses e interrogando a personas en varios estados de Brasil el domingo. con acceso a datos internos que habló bajo la condición de anonimato. El domingo 2 de octubre, en la primera vuelta de la votación, la policía vial detuvo cerca de 300 autobuses, según el funcionario.
El sábado, según O Globo, uno de los diarios más grandes de Brasil, Vasquez publicó un llamado a votar por Bolsonaro en su cuenta oficial de Instagram, con 41.000 seguidores. Lo que publicó desaparece de manera automática de Instagram después de 24 horas, y el domingo ya no era visible. Vasquez había publicado previamente varias fotos con Bolsonaro.
Thomas Thaler, de 45 años, un programador computacional, dijo que su esposa al final ya no votó después de que su autobús se atascó en el tráfico y luego fue detenido por la policía de carreteras rumbo al local de votación en Recife, una ciudad grande en la costa noreste de Brasil. Tiempo después, salió del autobús y tomó otro camión de regreso a casa. Ella dijo que había planeado votar por Da Silva.
Jessica Sousa, una estudiante de 22 años, dijo que se quedó atrapada en el tráfico cerca de Cuité, en el noreste de Brasil, y que finalmente la policía vial la interrogó y le pidió su identificación y le preguntó sobre sus planes. Sousa dijo que solo había visto paradas de ese tipo durante días festivos o eventos especiales. Después de un tiempo logró llegar a las urnas y votar por Da Silva.

Una contienda clave para Brasil y el mundo

  

Los electores brasileños deciden si le darán un segundo mandato al titular de derecha, Jair Bolsonaro, o si apoyan el regreso de un expresidente de izquierda, Luiz Inácio Lula da Silva. Luego de que Da Silva lideró la primera vuelta a principios de mes, muchas encuestas sugerían que el balotaje estaría muy ajustado.
Las opiniones encontradas sobre la elección quedaron en evidencia cuando inició la votación en una mesa en Río de Janeiro el domingo temprano y empezó a llegar un flujo constante de votantes, informa The New York Times.
Muchos seguidores de Bolsonaro vestían camisetas de fútbol amarillas que se han convertido en símbolo de la política de derecha de Brasil. Los simpatizantes de Da Silva llevaban calcomanías con el rostro del candidato de izquierda.
Moises Wagner, un repartidor de 47 años, dijo que había votado por Bolsonaro. “Representa nuestros valores: Dios, familia, país”, dijo, repitiendo un mantra que ha hecho que el líder sea muy popular entre los conservadores y los cristianos evangélicos.
Rita Pereira, una abogada de 56 años, dijo que votó por Bolsonaro por una razón sencilla. “Juré que nunca volvería a votar por Lula”, dijo.
Da Silva presidió una era dorada de crecimiento en Brasil impulsada en gran medida por un auge de las materias primas, pero su legado fue afectado cuando lo encarcelaron por cargos de corrupción en 2018. Aunque un juez desechó su condena luego de un fallo que indicaba que el juez del caso había sido parcial, muchos votantes aún tienen dudas sobre la integridad de Da Silva.
Pero Stefane Silva de Jesus, una bibliotecaria de 30 años, tenía otra opinión. “No es la solución a todos los problemas”, dijo. “Pero es nuestra única esperanza”. Culpó a Bolsonaro del aumento del hambre, una inflación severa y un pobre manejo de la pandemia de coronavirus.
Varios actos esporádicos de violencia política, entre los cuales se cuentan tiroteos y apuñalamientos previo a la votación, inquietaron a muchos brasileños que creen que la retórica de Bolsonaro ha contribuido a la polarización del país.
En São Paulo, Lucas Valoto, un diseñador web de 29 años, vestía una camiseta roja como símbolo de su apoyo por Da Silva. “Hoy decidimos que no podemos acobardarnos”, dijo. “No podemos permitir que esta locura, que esta barbaridad continúen”.

Demagogo y vergonzoso


Que el senador Marco Rubio rechace las preguntas sobre el pasado extremista de un activista republicano de su campaña —días atrás golpeado en Hialeah en una trifulca que aún no ha sido definida como política por la policía—, y se dedique en cambio a atacar a la prensa, es apelar al mismo recurso que por décadas viene empleado el régimen castrista.
Si no queremos ir tan lejos —es decir, tan cerca— es una variación de lo que se ve con frecuencia en España: yo sí, pero tú también. O yo malo pero tú, peor. También en Miami cuando se buscan justificaciones para Pinochet o Franco: Castro fue peor.
Eso no por añadir que el senador no lee o no sabe o no está informado o no le interesa. Porque los antecedentes delictivos de al menos uno de los agresores aparecieron publicados a los pocos días de los hechos, tanto en The Miami Herald como en el Nuevo Herald.
No senador, no se trata de cuestionar a la prensa sobre si tiene alguna pregunta sobre los antecedentes delictivos del agresor; es preguntarle a usted si tiene alguna respuesta sobre ese miembro de su campaña y su pasada pertenencia a una organización extremista y en favor de la supremacía blanca. Lo que resulta vergonzoso es que usted rechace no solo responder sino investigar dicha cuestión y aclarar el punto.

sábado, 29 de octubre de 2022

El futuro del bolsonarismo


Cuando el ultraderechista Jair Bolsonaro ganó la presidencia de Brasil cuatro años atrás, muchos se preguntaban si el suyo sería un fenómeno político efímero, como tantos otros en América Latina.
La respuesta llegó con las elecciones el domingo 2 de octubre.
El bolsonarismo se afirma como una fuerza política más vigorosa de lo que se predecía en Brasil, y su líder disputará un balotaje con el expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva el domingo 30 de octubre que está abierto, según distintos analistas, informa la BBC.
Lula logró 48,4% de los votos en la primera vuelta del domingo y quedó primero, mientras Bolsonaro obtuvo 43,2% y es el único presidente brasileño que ha entrado a un balotaje con menos apoyo que su rival.
Pero la diferencia de 5,2 puntos porcentuales entre ambos fue bastante menor de lo que proyectaron las encuestas. El presidente brasileño recibió más respaldo que lo proyectado en sondeos previos. Y esto revela algunas realidades.
"Fuerza electoral"
Bolsonaro fue electo en 2018. El ascenso político del excapitán del ejército, quien ha expresado nostalgia por el régimen militar que Brasil tuvo entre 1964 y 1985, fue visto entonces como un reflejo del desencanto popular con la clase política.
Pero algunos observadores creen que Bolsonaro también se volvió líder de una ola conservadora surgida en la última década en Brasil como reacción a la expansión de derechos de minorías en democracia.
La fortaleza del bolsonarismo quedó expuesta más allá de los votos recogidos por el presidente durante la primera votación.
El Partido Liberal (PL), al cual Bolsonaro se afilió en noviembre del año pasado, se aseguró 98 diputados federales en una cámara de 513 y tiene así la bancada electa más numerosa de Brasil en los últimos 24 años.
Se trata de un salto gigante para un partido que en las elecciones de 2018 logró apenas 33 diputados y tenía entre sus figuras más notorias al exfutbolista Romário y a un payaso conocido por su nombre artístico de Tiririca.
Mientras, el PT, la mayor fuerza política brasileña en lo que va de este siglo, obtuvo 76 asientos de diputados (20 más que en la actual legislatura).
El PL también tendrá la mayor bancada en el Senado.
Por otro lado, candidatos a gobernador aliados a Bolsonaro salieron primeros en los tres estados con más votos del país: el de São Paulo irá a un balotaje con un rival del PT, mientras los gobernadores de Minas Gerais y Río de Janeiro fueron reelectos en primera vuelta.
Esto incluye a Cláudio Castro, en cuyo gobierno de Río ocurrieron tres de las cinco operaciones policiales más mortales en la historia de ese estado, según expertos que observan una deliberada brutalidad policial en las favelas pobres de la ciudad.
El mapa que dejó la votación presidencial muestra un Brasil dividido en términos geográficos.
En los estados del noreste Lula ganó con amplia ventaja, mientras en los del sureste más rico y blanco Bolsonaro venció por mayor margen.
El presidente pareció recibir un respaldo importante entre la clase media de las ciudades; Lula tuvo un apoyo esperado de los votantes más pobres, pese a que Bolsonaro les aumentó la asistencia económica en los últimos meses.
Así, el movimiento político de Bolsonaro está cambiando la política brasileña.
”El conservadurismo siempre fue un aspecto importante de la política brasileña. Pero lo que vemos es que el bolsonarismo hace ese conservadurismo más extremista, más orgánico y centrado en sus propias agendas”, señala Magna Inácio, profesora de Ciencia Política en la Universidad Federal de Minas Gerais.
La votación a favor de Bolsonaro resultó sorpresiva teniendo en cuenta lo tumultuoso que ha sido su gobierno.
En los últimos cuatro años, el presidente generó temores de una crisis institucional al participar de actos con críticas al Congreso y la justicia, o al cuestionar sin pruebas la fiabilidad del sistema electoral.
Brasil se volvió además el segundo país del mundo con más muertes registradas por Covid-19 (más de 686 mil, solo detrás de Estados Unidos) mientras Bolsonaro desestimaba el peligro de la pandemia.
Surgieron nuevos escándalos que salpicaron al actual gobierno y la Amazonía batió récords de deforestación.
Millones de brasileños cayeron en la pobreza y el país entró en recesión el año pasado, aunque Bolsonaro insistió en la campaña que la economía crece nuevamente y bajan la inflación y el desempleo.
El apoyo electoral de Lula se explica en gran medida por el recuerdo que tienen sus votantes del período en que gobernó (2003-2010) con una bonanza económica impulsada por altos precios de las materias primas y programas sociales que elevaron a millones de personas a la clase media.
Lula estuvo cerca de ganar en primera vuelta, pero no consiguió ese objetivo.
Quienes optan por Lula parecen colocar esos logros por sobre los casos de corrupción que incluyeron una condena de cárcel para el expresidente, la cual fue anulada por el Supremo debido a errores en el proceso.
Pero ¿cómo se explica el apoyo a Bolsonaro?
Los especialistas tienen distintas explicaciones para la divergencia entre las encuestas y los votos que tuvo el presidente, más allá de posibles fallas en las muestras usadas en los sondeos.
La conclusión más evidente es que las encuestadoras tuvieron problemas para medir una porción de los votantes de derecha de Bolsonaro, quien en la primera vuelta de 2018 también recibió un porcentaje de votos válidos mayor a lo que proyectaron sondeos previos.
Algo parecido ocurrió en las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos: las encuestas de intención de voto subestimaron el respaldo en varios estados a Donald Trump, un aliado de Bolsonaro, que en 2020 aspiró sin éxito a la reelección.
En Brasil estiman que, además de un posible “voto oculto”, Bolsonaro pudo haberse beneficiado el domingo del “voto útil” de personas que pensaban apoyar a otros candidatos y a último momento votaron por él para evitar que Lula ganara sin balotaje.
Todo indica que el bolsonarismo tendrá protagonismo político en los próximos años en Brasil, aun si Lula es electo presidente.

Evangélicos brasileños se refugian en el miedo para reelegir a Bolsonaro

En una iglesia evangélica local en el noreste de Brasil el pastor comenzó a predicar: “Mas buscad primeramente su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (Mateo 6:33). Su interpretación del versículo bíblico no tuvo mucho que ver con la religión sino con la política: “Dijo que debemos proteger el reino de Dios votando por un candidato presidencial que no cierre todas las iglesias del país”, según una de las participantes en el culto. La referencia, todos en la iglesia lo sabían, era que había que votar por Bolsonaro y no por Lula.
Ninguno de los candidatos en la elección presidencial brasileña que se decide hoy domingo ha dicho que cerrará iglesias, pero Bolsonaro ha insinuado que Lula lo haría si fuera elegido. Los seguidores del mandatario han difundido esa afirmación falsa.
Lo ocurrido en esa iglesia se refleja en otras iglesias evangélicas de Brasil, donde los pastores han sido acusados de difundir desinformación destinada a cambiar los votos de sus congregaciones, informa la BBC.
Brasil es tradicionalmente católico, pero desde la década de 1950 el protestantismo evangélico se ha extendido por todo el país, siendo particularmente popular entre personas negras, mujeres y pobres.
Ahora, los evangélicos constituyen casi un tercio de la población. Se los considera más comprometidos con sus comunidades y cada vez más influyentes en la política: el 20% de los legisladores en la cámara baja son cristianos evangélicos y forman un caucus poderoso.
Ambos candidatos —que son católicos— vienen cortejando fuertemente a los evangélicos. Pero para influir en estos votos, sus campañas han estado plagadas de desinformación.
Muchas iglesias evangélicas tienen pantallas gigantes que suelen mostrar pasajes de la biblia. Ahora también se están utilizando para mostrar videos políticos falsos.
En la iglesia local de Patricia en el estado de Minas Gerais, sureste de Brasil, se reprodujo un clip de Lula supuestamente diciendo que el diablo “se estaba apoderando de él”.
El video, que también fue difundido en las redes sociales, había sido manipulado. Las palabras que había dicho se editaron y se sacaron de contexto para cambiar su significado original.
Pastores de la iglesia enviaron el mismo video a un grupo cerrado de WhatsApp donde voluntarios y religiosos planifican su trabajo.
Los investigadores llaman a esto un “tsunami” de noticias falsas tanto en internet como afuera, dice la politóloga Ana Carolina Evangelista, del Instituto de Estudios Religiosos de Brasil.
La mayor parte del contenido se centra en el miedo a la pérdida de la libertad religiosa y el pánico moral.
Mario Henrique de Souza fue militar y ahora es abogado en el sur de Brasil: “Soy evangélico desde los 18 años. Siempre hubo esta retórica durante las elecciones, pero de una manera más sutil”, de acuerdo a una información de la BBC.
Ahora, dice que en la iglesia escucha que si gana la izquierda, confiscarán las propiedades y enseñarán en la escuela a los niños de 6 años a tener relaciones sexuales.
El abogado Mario Henrique de Souza dice que ha estado escuchando desinformación religiosa en su iglesia local.
Según la politóloga Ana Carolina Evangelista, del Instituto de Estudios Religiosos de Brasil, la desinformación que se difunde en las iglesias “juega con miedos que a veces son reales”.
“Las condiciones de vida han empeorado en Brasil y el pánico puede desencadenarse más fácilmente. El segmento evangélico sigue siendo una minoría —aunque sea una minoría abrumadora—, que cree que su libertad religiosa alguna vez no fue respetada".
Ella cree que la interferencia electoral dentro de las iglesias ha sido efectiva para influir en las mentes de las personas.
Los sondeos del instituto de encuestas Datafolha muestran que la población evangélica comenzó la campaña dividida en partes iguales entre los dos candidatos: en mayo, el 47% de los evangélicos dijo que votaría por Bolsonaro, mientras que el 45% elegiría a Lula.
Cinco meses después, a mediados de octubre, el 65% declaró su intención de votar por Bolsonaro, mientras que el 31% prefería a Lula.
Después de la primera vuelta electoral, la campaña de Lula devolvió el fuego, dirigida informalmente en internet por un congresista evangélico de izquierda llamado André Janones.
Janones animó a los seguidores de Lula a hacer que Bolsonaro “pruebe de su propio veneno”. Algunos hicieron lo que se les dijo.
Resurgió un video de Bolsonaro hablando en una logia masónica en 2017, insinuando que tenía conexiones con la masonería.
Muchos cristianos creen que la masonería es incompatible con su fe. El video se volvió viral.
Bolsonaro confirmó que acudió a una logia masónica y dijo que lo hizo porque es un presidente “de todos”.
Janones luego grabó un video frente a una enorme iglesia evangélica en São Paulo con el título: “¡URGENTE! Bolsonaro hace un pacto con una secta masónica para ganar las elecciones”.
En el video en sí, sin embargo, se abstiene de la falsa acusación del título, haciendo comentarios dudosos sobre la conexión de Bolsonaro con la masonería.
“Trabajo con la duda, no difundo noticias falsas. Estoy usando un modus operandi similar al de ellos, pero estoy convencido de que vale la pena para la democracia”, defiende Janones.
“No estoy a favor de lo que estoy haciendo. Pero si un oponente me está apuntando con un rifle, no puedo ofrecerle una flor. También tengo que usar un rifle”.
Pero toda esta desinformación dirigida a las personas religiosas puede resultar contraproducente.
“Están transformando el evangelio en algo que no es. No es mentiras, es la verdad. No es odio, es amor”, dice el abogado Mario Henrique de Souza. Hace tres semanas, se levantó y se fue, en medio de un sermón, y no miró hacia atrás.

viernes, 28 de octubre de 2022

Venezuela, Cuba y Nicaragua con el peor índice de libertad de prensa


La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) presentó el Índice Chapultepec sobre libertad de prensa. En el marco de la 78 Asamblea General del organismo, que se desarrolla en Madrid, Carlos Jornet y Armando Castilla, de la SIP; y León Hernández y Argelia Perozo, de UCAB, Venezuela, brindaron los resultados del estudio.
La medición, que comprende el período agosto 2021-agosto 2022, es la tercera que se realiza; y permite observar las condiciones para el ejercicio de la libertad de prensa en los países de las Américas.
Cuba, en el puesto 20; Venezuela, en el 21; y Nicaragua, en el 22; son los países con los peores índices de libertad de prensa en todo el continente. En contraposición, los mejores son Canadá, Jamaica y Uruguay. En tanto, Argentina está en el puesto 12 y Brasil en el 15.
Las naciones que lograron mayores ascensos fueron Canadá y Brasil, que subieron cuatro puestos respecto a la medición anterior.
Los expositores indicaron que los resultados arrojan un índice global promedio de 53,69 puntos, lo cual refleja un descenso de la situación general de 1,92 puntos en el hemisferio, en relación con el índice promedio del año pasado, cuando fue de 55,62 puntos. Entre el país mejor valorado (Canadá) y el peor (Nicaragua) hay una brecha de 70,91 puntos.
León Hernández, de la Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela, alertó de la grave situación en su país; y dijo que el régimen chavista no sólo persigue a los periodistas independientes, si no también a sus familiares. En tanto, Argelia Perozo, de la misma casa de estudios, indicó que muchos países de la región tienen leyes que atentan contra la libertad de expresión.
Previo a la presentación de este informe, periodistas de Nicaragua, Venezuela, El Salvador y Cuba denunciaron el trauma personal y profesional que significa tener que exiliarse para esquivar las “amenazas” de los regímenes de esos países, con las que intentan “amordazar” la libertad de expresión y prensa.
En la mayoría de casos dejan de ejercer el periodismo y de contar lo que pasa en su país por “temor”; sus familias siguen allí, donde son conocidas y vigiladas por las autoridades; las fuentes informativas también tienen miedo a hablar, incluso de manera anónima, y la vida suele ser mucho más cara en el extranjero.

jueves, 27 de octubre de 2022

La lección británica que aún no sabemos hay que aprender

 


En las últimas semanas o quizá meses en la Gran Bretaña han ocurrido hechos y cambios fundamentales que en Estados Unidos no parece se aprecian todavía en su justa dimensión. Es una lástima, porque lo que viene ocurriendo en la antigua metrópoli puede suceder en este país —con características propias y más ampliado— en los próximos dos o tres años.
En primer lugar la inestabilidad en el gobierno. Reino Unido ha tenido cinco primeros ministros en seis años, tres de ellos en los últimos dos meses. Cierto que las causas y efectos no han producido disturbios en las calles, violencia política y enfrentamientos armados, ni siquiera con palos y piedras, pero no dejan de indicar una inestabilidad creciente y una crisis en aumento.
Antes de la llegada del actual primer ministro, Rishi Sunak, Liz Truss renunció al cargo que ocupó durante solo 45 días, el período más corto en la historia del país.
Truss reemplazó a Boris Johnson cuando este dimitió en septiembre, quien a su vez ocupó el cargo que dejó Theresa May tres años antes, en 2019. May fue nombrada líder del Partido Conservador y primera ministra cuando David Cameron anunció su dimisión en 2016.
Detrás de todo ello está el Brexit, la salida de Reino Unido de la Unión Europea. El partido gobernante no ha logrado establecer a plenitud la dirección que debe seguir la nación, pero tampoco la oposición cuenta con un plan adecuado para remediar la situación.
Junto a ello están las profundas divisiones del Parido Conservador, pero al igual los laboristas está fragmentados y carecen de una figura de peso en la cual los electores estén dispuestos a depositar su confianza.
Pero detengámonos por un momento en un dato fundamental: lo que provoca la caída de Truss no es una revuelta laborista, el descontento de la población o el deterioro económico de las clases menos favorecidas. No, quienes hace caer a la primera ministra que duró tan poco fueron los mercados, la falta de confianza en su gestión y el temor a las consecuencias de su plan económico. ¿Fue por casualidad porque Truss había propuesto medidas “socialistas”, “progresistas” y una mayor participación de su gobierno en la vida económica nacional? Todo lo contrario: fue porque ella propuso una vuelta al neoliberalismo, algo así como una mezcla de Thatcher y Reagan, solo que ya no es la época de Thatcher y Reagan.  
La entonces primera ministra del Reino Unido (por breve tiempo) quería intentar salir de la crisis económica con recortes de impuestos —especialmente a las empresas y quienes tienen mayores recursos económicos—, reducción de las regulaciones y aumento de incentivos fiscales para la creación de nuevos negocios; todo ello con la esperanza de impulsar el desarrollo económico. Solo que los mercados no se mostraron muy receptivos, para decir lo menos. ¿Habían leído mientras tanto los inversionistas el Manifiesto Comunista? Nada de eso: simplemente temieron no solo que el gobierno no le estaba dando prioridad a la inflación, y que detrás de ello estaba la intención de financiar los recortes de impuestos propuestos con mayores déficits. A ello se unía el análisis de que cualquier crecimiento creado de esta forma, sería contrarrestado por más aumentos de las tasas por parte del Banco de Inglaterra, en su lucha contra la inflación. Es decir, que no tenía sentido volver a la receta del supply-side economic, que convirtiera en venerables a Thatcher y Reagan, para conservadores y derechistas.
(Vale la pena recordar aquí que en la actualidad en Estados Unidos hay políticos republicanos que proponen precisamente adoptar esta receta si vuelven a controlar el Congreso y la Casa Blanca.) 
Hay otro elemento de lo que ocurre Gran Bretaña que debe destacarse también, y tiene que ver con el Brexit.
La salida de Reino Unido de la Unión Europea ocurre por un cálculo político torpe de David Cameron, en 2013, cuando  prometió celebrar un referendo sobre la pertenencia de Reino Unido a la Unión Europea (UE) si su partido ganaba la siguiente elección general. Esta decisión en gran medida no obedeció a un reclamo de la población, sino a una exigencia de un grupo extremista de parlamentarios conservadores, quienes además de sus criterios ideológicos se sentían amenazados por el ascenso de los sentimientos populistas y antieuropeos. 
Cameron, que apoyaba la permanencia en la UE, esperaba que el referendo pusiera fin a esa “guerra civil” dentro de su partido y mantuviera a los conservadores en el poder. Y también pensaba que podía ganar, de acuerdo a un análisis de la BBC.
Sin embargo, resultó un error de cálculo de enormes proporciones. Cameron subestimó el poder de la campaña a favor del Brexit, la forma en que esta fue capaz de movilizar a sus seguidores para que salieran a votar, incluso aquellos que normalmente no solían hacerlo, como señala Tim Bale, profesor de Política de la Universidad Queen Mary de Londres y autor de The Conservative Party after Brexit: Turmoil and Transformation.
Tras el voto del Brexit, muy pronto se hizo claro que los arquitectos del proyecto para salir de la UE, incluido su defensor más famoso, Boris Johnson, no tenían un plan real para desenredar décadas de vínculos económicos, comerciales y legales con Europa. 
Cameron tuvo que renunciar al no lograr persuadir a los votantes de permanecer en la UE. May se vio obligada a dimitir cuando muchos dentro de su partido consideraron que estaba promoviendo un “Brexit suave”. Con la llegada de Johnson al poder, quedaron al frente los conservadores de línea dura que abogaron siempre por un “Brexit duro”. Habían triunfado electoralmente. Solo que luego han resultado un fracaso no solo político y económico, sino en general para el avance del Reino Unido: su inestabilidad política  ha dañado la economía del país, su credibilidad en los mercados y su reputación alrededor del mundo.
Lo que viene ocurriendo en Gran Bretaña puede ocurrir en Estados Unidos, si en estas elecciones legislativas logra imponerse el ala extremista del Partido Republicano, la tendencia de fanatismo cristiano, ultraderechismo y supremacía blanca. 
Hasta ahora, incluso en cierta medida con el mandato de Donald Trump, dicho extremismo no ha logrado extenderse en su plena dimensión. Pero todo puede cambiar hacia convertir a esta nación en una especie de teocracia, donde los criterios de un sector de la población que poco aporta al desarrollo económico cuenten más que un pensamiento mayoritario más avanzado. Desde ahora, todos debemos estar advertidos. 

Cuba realiza conferencia de negocios con empresarios de EEUU


Unas dos decenas de empresarios estadounidenses desafiaron las fuertes sanciones de Washington y la peor crisis económica de Cuba en décadas para participar el miércoles en una conferencia de negocios que incluye al nuevo sector privado local, buscando impulsar las inversiones entre los países, informa la agencia Reuters.
La Cámara de Comercio de Cuba y la consultora FocusCuba, con sede en Washington, anfitrionas de la reunión, anunciaron un evento de tres días, el primero de este tipo desde al menos 2018, cuando el expresidente Donald Trump impuso nuevas sanciones añadidas al embargo comercial contra el país caribeño.
Tanto la delegación cubana como la estadounidense han criticado las sanciones y han solicitado al mandatario estadounidense Joe Biden que abandone las políticas de su predecesor republicano.
Antonio Luis Carricarte, presidente de la Cámara de Comercio de Cuba, describió el encuentro con sede en el Hotel Nacional de La Habana como un “día histórico”.
Durante un breve deshielo en las relaciones bajo el expresidente Barack Obama, cientos de empresas estadounidenses aterrizaron en la isla para explorar oportunidades de negocios casi prohibidas actualmente en el país.
Desde compañías de cruceros hasta Western Union y Starwood Hotels firmaron acuerdos innovadores. Las nuevas sanciones los obligaron a retirarse.
El gobierno de la isla ha otorgado licencias a cubanos para operar cerca de 5.500 pequeñas y medianas empresas privadas durante el último año, por primera vez desde la revolución de Fidel Castro en 1959, al abrir nuevas opciones para asociaciones con inversionistas extranjeros.
“Casi todo lo que hacemos es con el nuevo sector privado en auge”, dijo el cubanoamericano Hugo Cancio, cuya empresa Fuego, con sede en Miami, opera un mercado de alimentos en línea que procesa 4.000 pedidos diarios en Cuba. “Es importante que las empresas estadounidenses vean esto por sí mismas”, añadió.
Empresarios estadounidenses en La Habana representan una variedad de industrias, desde servicios de alimentos hasta compras en línea, transferencias digitales de dinero, envíos y finanzas, entre otros.
“Pienso que los participantes buscan claridad en términos de lo que es posible con la inversión del lado cubano en este nuevo sector privado, aunque cualquier acuerdo también debe ser aprobado por los reguladores estadounidenses”, dijo a Reuters Phil Peters, fundador de FocusCuba.
La Casa Blanca no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios sobre el tema.
El gobierno demócrata de Biden ha flexibilizado algunas restricciones a Cuba en torno a las remesas, el turismo y la migración. Y ha expresado interés en el sector privado.

martes, 25 de octubre de 2022

Como el régimen de Pekín ha evitado que en China ocurra una «glasnost»

 


La disolución de la URSS, que hasta su caída —y pese a los desacuerdos políticos e ideológicos entre Moscú y Pekín— había sido considerada una referencia para China, le generó pesadillas a más de un líder de ese país, pero a pocos obsesionó tanto como al actual gobernante, Xi Jinping, según la BBC.
“Xi Jinping nació en 1953 y en esa época el eslogan de propaganda más usado en China era: ‘La Unión Soviética de hoy es la China de mañana’”, señala a BBC Mundo Joseph Torigian, profesor asistente de la Escuela de Servicio Internacional de la American University en Washington, Estados Unidos.
“Uno de los primeros y más importantes discursos que dio Xi al asumir fue sobre el colapso de la Unión Soviética”, señaló el académico, experto en política rusa y china. Xi lo llamó “una historia con moraleja”.
Al parecer Xi se aferra a tres de esas “moralejas”, que parece considerar se encuentran entre las principales lecciones que aprendió del derrumbe soviético. 
Fortalecer al partido
En el discurso que dio Xi ante los líderes del PCCh, atribuyó la caída de la URSS al colapso de la disciplina partidaria y a la falta de control ideológico.
“¿Por qué se desintegró la Unión Soviética? ¿Por qué colapsó el Partido Comunista Soviético?”, se reporta que preguntó retóricamente a sus colegas. “Una razón importante fue que sus ideales y convicciones vacilaron”, razonó.
“Proporcionalmente, el Partido Comunista Soviético tenía más miembros que nosotros”, señaló en referencia a los 20 millones de afiliados soviéticos.
Sin embargo —dijo— cuando el entonces líder de la URSS Mijaíl Gorbachov decidió introducir reformas que llevarían al colapso del sistema soviético, nadie se opuso.
“Finalmente todo lo que se necesitó fue una silenciosa palabra de Gorbachov para declarar la disolución del Partido Comunista Soviético y un gran partido dejó de existir”, dijo Xi, según trascendió.
“Al final nadie fue un hombre de verdad. Nadie salió a resistir”, criticó.
El 1 de julio de 2021, durante un discurso para celebrar los 100 años del PCCh, Xi —quien ha hablado poco en público durante su década en el poder— reiteró la importancia del partido.
“El partido es la columna vertebral de China”, dijo. “El éxito de China depende del partido”.
Uno de los primeros pasos que tomó Xi al asumir fue establecer varios “pequeños grupos” dentro del Comité Central del partido, que se convertirían en los principales órganos de formulación de políticas del país.
El propio Xi se convirtió en jefe de estos nuevos grupos. Así, concentró el poder en sus manos mientras debilitaba los poderes del Consejo de Estado, el gobierno nacional presidido por el primer ministro Li Keqiang, el rival político de Xi.
Como resultado, incluso las políticas macroeconómicas que tradicionalmente estaban bajo la jurisdicción del primer ministro cayeron gradualmente bajo su control.
Otra de las recetas que aplicó desde el comienzo con la intención expresa de fortalecer al partido y evitar que se desintegre, fue realizar masivas campañas anticorrupción.
Sin embargo, muchos observadores consideran que las campañas en realidad son purgas que le han permitido consolidar su poder, eliminando a posibles rivales.
Poder militar
Otra vital lección que aprendió el presidente chino del colapso del Partido Comunista soviético fue la importancia de tener un brazo militar fuerte y leal.
“Xi cree que es clave que el partido tenga el control de las fuerzas armadas”, dice Torigian. “Para que, si hay una crisis, como la que hubo en 1989 con la rebelión en la plaza Tiananmen, se pueda resolver usando la violencia”.
 Así como considera que fortalece al partido concentrando el poder en sus manos, ha aplicado la misma lógica con el poderoso Ejército Popular de Liberación (EPL), las fuerzas armadas de la República Popular China, dice el experto.
“Si bien no tiene una autoridad natural sobre el EPL, como tenían Mao Zedong y Deng Xiaoping, que eran líderes famosos durante la revolución, por muchos años Xi Jinping se ha dedicado a desarrollar lazos con los militares, promoviendo a personas que le son cercanas, y también un aparato de propaganda que constantemente le recuerda al EPL que él es el líder central”, afirma.
Según Torigian “Xi se ve a sí mismo como el garante final de la estabilidad del régimen y necesita tener el control del EPL en caso de que haya amenazas contra el régimen, ya sea internas o externas”.
Xi no solo ha reafirmado el poder sobre el EPL, también lo ha fortalecido, ampliando su presupuesto, creando regiones militares, aumentando la cantidad de ejercicios militares en preparación a una posible guerra y expandiendo el arsenal nuclear, algo que ha generado mucha preocupación en Occidente, señala Torigian.
Todo esto va a en línea con otro de los principios rectores que aprendió del colapso soviético: “Un país fuerte debe tener un ejército fuerte, pues sólo así puede garantizar la seguridad de la nación”, como dijo durante su discurso por los 100 años del PCCh.
El pasado domingo reiteró este mensaje, afirmando que el objetivo del partido es “construir un ejército fuerte en la nueva era”.
Según analistas de la BBC, Xi se refirió más de 70 veces a la “seguridad” durante su mensaje, que también incluyó advertencias a Taiwán, país que China reclama como propio.
Suprimir la disidencia
Xi no solo aprendió de la crisis soviética que tenía que mantener el control ideológico y político del partido y de las fuerzas armadas.
Ver cómo lo que en ese momento era el país más grande del mundo se dividió, tras el colapso comunista, en un gran número de naciones nuevas, le enseñó que para garantizar la unidad china tenía que eliminar todo tipo de disidencia, tanto interna como externa, dicen los observadores.
Por ello se ha mostrado inflexible, no solo con Taiwán —“La reunificación completa de nuestro país debe y será realizada”, advirtió el domingo— o con Hong Kong, territorio que volvió a manos chinas en 1997 pero donde Pekín impuso una severa ley de seguridad nacional para acallar las manifestaciones prodemocráticas.
También reprime internamente a la comunidad uigur, encerrando a miles de miembros de esta etnia musulmana en centros de detención en la provincia de Xinjiang, una persecución que según un informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU) “podría constituir crímenes internacionales, en particular crímenes contra la humanidad”.
Incluso ha reforzado su control sobre el sector privado en los últimos años, apuntando a industrias como la tecnología y la educación privada.
Según sus críticos, la pandemia de coronavirus y la política de “covid cero” le han dado a Xi y al PCCh una justificación para aislar a China del mundo, excluyendo no solo al virus sino también las influencias extranjeras que podrían socavar el mensaje comunista.
En tanto, la creación de lo que se conoce como el “Gran Firewall Chino” —tecnología estatal que vigila el ciberespacio y bloquea el acceso a sitios occidentales, incluidos Facebook, Google, Twitter y Wikipedia— le ha permitido al líder chino controlar la diseminación de información, extendiendo la censura que ya existía en los medios tradicionales al mundo digital.
Esto buscaría evitar que en China ocurra una glasnost, como se conoció a la política de apertura de Gorbachov que puso fin a décadas de censura soviética, llevando a muchos habitantes a cuestionar a las autoridades.

domingo, 23 de octubre de 2022

Cruces ilegales de México a EE. UU. registran máximo anual


Un aumento en la migración de Venezuela, Cuba y Nicaragua en septiembre elevó el número de cruces no autorizados en la frontera al nivel más alto que se haya registrado en un año fiscal, de acuerdo con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), informa la Associated Press.
Los números reflejan el deterioro de las condiciones económicas y políticas en algunos países, la fuerza relativa de la economía en Estados Unidos y la implementación desigual de las restricciones al asilo de la era del gobierno de Donald Trump.
Migrantes fueron detenidos 227.547 veces en septiembre en la frontera con México, el tercer total mensual más alto en la presidencia de Joe Biden. Eso representó un alza de 11% respecto a las 204.087 detenciones en agosto y 18,5% respecto a 192.001 de septiembre de 2021.
En el año fiscal que concluyó el 30 de septiembre, migrantes fueron parados 2,38 millones de veces, un aumento de 37% respecto a los 1,73 millones de un año antes, de acuerdo con las cifras dadas a conocer el viernes por la noche. El total anual rebasó los dos millones por primera vez en agosto y es más del doble del nivel más alto registrado durante la presidencia de Trump, en 2019.
Alrededor de 78.000 migrantes de Venezuela, Cuba y Nicaragua fueron parados en septiembre, comparados con los cerca de 58.000 de México y tres países centroamericanos que históricamente han representado la mayor parte del flujo.
El notable cambio geográfico es resultado al menos en parte del Título 42, una regla de salud pública que suspende los derechos de solicitar asilo bajo las leyes de Estados Unidos e internacionales para prevenir la propagación del coronavirus.
Debido a las tensas relaciones diplomáticas, Estados Unidos no puede expulsar a los migrantes a Venezuela, Cuba o Nicaragua. Como resultado, ellos mayormente son dejados en libertad en Estados Unidos para proceder con sus procesos de solicitud de asilo.
Las remociones con base en el Título 42 han sido realizadas 2,4 millones de veces desde que inició en marzo de 2020, pero han afectado desproporcionalmente a los migrantes de México, Guatemala, Honduras y El Salvador.
Funcionarios estadounidenses señalaron que la migración venezolana a Estados Unidos cayó más de 85% desde el 12 de octubre, cuando Washington comenzó a expulsar a venezolanos a México bajo la ley Título 42. Al mismo tiempo, el gobierno de Biden prometió admitir a hasta 24.000 venezolanos al país por razones humanitarias si realizaban la solicitud vía internet con un patrocinador financiero e ingresaban por un aeropuerto, de la misma forma en que miles de ucranianos han arribado desde que Rusia invadió su país,
Los primeros cuatro venezolanos con un permiso de permanencia temporal en Estados Unidos llegaron el sábado —dos desde México, uno desde Guatemala y otro desde Perú— y cientos más han recibido autorización para volar, informó el Departamento de Seguridad Nacional.
“Aunque estos datos preliminares no están reflejados en el reporte (de septiembre), confirman lo que hemos dicho siempre: Cuando existe una manera legal y ordenada de entrar al país, las personas tienden menos a arriesgar sus vidas en manos de traficantes y de tratar de cruzar la frontera de manera ilegal”, afirmó el comisionado de la CBP, Chris Magnus.
La expansión de la ley Título 42 para expulsar a migrantes venezolanos a México se produjo pese a las gestiones del gobierno de Biden de suspenderla en mayo, que fueron bloqueadas por un juez federal.
Los venezolanos representaron la segunda nacionalidad más numerosa en la frontera, después de los mexicanos, por segundo mes seguido, siendo parados 33.804 veces en septiembre, un aumento de 33% de las 25.361 veces en agosto.
Los cubanos, que forman el mayor éxodo de la isla a Estados Unidos desde 1980, fueron parados 26.178 veces en la frontera en septiembre, un aumento de 37% respecto a 19.060 en agosto.
Los nicaragüenses fueron parados 18.199 veces en septiembre, 55% por encima de 7.298 veces en agosto.
Fotografía: migrantes cubanos llegan a Ciudad Hidalgo, México, en la frontera con Guatemala, en esta imagen de archivo.

Al parecer la economía de EE. UU. creció mucho en el último trimestre, pero los votantes no se han dado cuenta

Se espera que la economía de Estados Unidos haya crecido sólidamente en un fuerte repunte desde la primera mitad del año, pero es poco probable que la mayoría de los estadounidenses noten algo sobre el cambio, informa The Washington Post.
La inflación actual sigue pesando mucho tanto en el crecimiento económico como en los presupuestos familiares, y se ha convertido en un punto crítico clave antes de las elecciones de mitad de mandato. Una buena lectura del próximo informe del producto interno bruto, que se publicará el jueves, sería una buena noticia para los demócratas, que han estado luchando para convencer a los votantes de que tienen un plan para contener el aumento de los precios y estabilizar la economía.
Sin embargo, aunque es probable que las cifras más recientes muestren mejoras en los documentos, los economistas dicen que no reflejan cambios importantes en la economía, que podría estar encaminada hacia una recesión el próximo año.
“Esto se verá mejor que los dos informes anteriores del PIB, pero las condiciones sobre el terreno no han cambiado mucho”, dijo Douglas Holtz-Eakin, presidente del American Action Forum y exdirector de la Oficina de Presupuesto del Congreso. “La inflación sigue pasando factura. Persisten las preocupaciones sobre el ajuste de la Fed. Las cosas no son sustancialmente diferentes”.
Se espera que el PIB, la medida más amplia de la actividad económica, haya aumentado aproximadamente un 2,9 por ciento entre julio y septiembre, según un rastreador del Banco de la Reserva Federal de Atlanta. Eso está en línea con algunos de los años más fuertes de crecimiento económico previos a la pandemia.
Se produce después de seis meses de contracción, con la economía de EE. UU. contrayéndose un 1,6 por ciento, luego un 0,6 por ciento en los dos primeros trimestres del año. Esa caída de la primera mitad generó temores de que el país ya estaba en medio de una recesión, aunque las recesiones no son típicas cuando el desempleo está cerca de mínimos históricos. La determinación oficial la toma un panel de expertos, y los economistas generalmente están de acuerdo en que la economía estadounidense ha evitado una recesión, al menos este año.
El regreso de EE. UU. al crecimiento contrasta marcadamente con otras economías importantes, incluidas las de Europa y el Reino Unido, que ya están en recesión o casi seguro que se dirigen a una. La política de “Covid cero” de China también se ha convertido en un lastre para su crecimiento económico, después de ser durante mucho tiempo uno de los principales motores. (China ha retrasado recientemente la publicación de los datos del PIB, oscureciendo su situación económica).
Es probable que las últimas cifras del PIB de EE. UU. se vean respaldadas por una brecha comercial cada vez más estrecha, ya que este país está importando menos bienes como resultado de la desaceleración de la demanda. Además, se espera que los niveles de inventario del comercio minorista muestren un crecimiento más fuerte, a medida que se solucionen los inconvenientes de la cadena de suministro de la época de la pandemia. Pero ninguno de esos factores influye mucho en la vida cotidiana de los estadounidenses.
La incertidumbre económica es uno de los temas más importantes en las elecciones intermedias del 8 de noviembre, donde el control de armas, el derecho al aborto y la inmigración también ocupan un lugar preponderante. Y hay mucho en juego: los demócratas están a seis escaños de perder el control tanto de la Cámara como del Senado.
Pero por ahora, la economía se mantiene fuerte según muchas medidas. El desempleo, del 3,5 por ciento, está cerca de mínimos históricos y muchos estadounidenses están recibiendo aumentos salariales. La inversión empresarial y el gasto de los consumidores siguen siendo fuertes, incluso cuando los hogares y los dueños de negocios dicen que se sienten pesimistas sobre sus finanzas y la dirección de la economía.
La Casa Blanca señaló el fuerte crecimiento del empleo y el gasto constante de los consumidores, que representa casi el 70 por ciento del PIB, como señales prometedoras de que la economía se mantiene sólida.

La comezón del exilio revisitada

A veces en el exilio a uno le entra una especie de comezón, natural y al mismo tiempo extraña: comienza a manifestar un anticastrismo elemen...