Varias horas antes de que abrieran los colegios electorales el martes en Florida, el expresidente Donald J. Trump advirtió al gobernador Ron DeSantis de que no desafiara las aspiraciones presidenciales para 2024 que el exmandatario viene anticipando desde hace meses.
“Si aspira, que aspire”, dijo Trump sobre DeSantis a un grupo de reporteros que viajaban con él en su avión privado, recientemente renovado y puesto nuevamente en uso, después de un mitin el lunes por la noche en Dayton, Ohio, informa Maggie Haberman en The New York Times.
Pero Trump agregó, en declaraciones publicadas el martes por The Wall Street Journal: “Si llega a postularse, les diré cosas sobre él que no serán muy halagadoras. Sé más sobre él que nadie. Más que quizás su esposa, quien realmente está dirigiendo su campaña”.
El expresidente, preparándose para anunciar una singular candidatura a la Casa Blanca, después de una derrota cuando buscó la reelección, amenazó abiertamente con difamar a quien hasta el momento sería considerado su principal rival, en caso de que este decidiera postularse.
Trump, quien durante décadas amenazó a rivales y socios comerciales, reporteros y críticos por igual, con juicios o la posibilidad de ser humillado, ha llevado la política de tierra arrasada a nuevas alturas.
Animó a sus seguidores a difundir información sucia sobre el hijo del presidente Biden, Hunter, llevó a mujeres que habían acusado al expresidente Bill Clinton de conducta sexual inapropiada a su debate contra Hillary Clinton en 2016 y tuiteó una vaga amenaza sobre la esposa del senador Ted Cruz en las primarias presidenciales republicanas de ese año.
Pero ahora —dicen los asesores—, Trump se enoja más rapidez, y con mayor frecuencia se encuentra en un estado cercano a la ira al no ser ya presidente.
El lunes por la noche en Dayton, Trump se refirió a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, la demócrata de California cuyo esposo fue golpeado recientemente con un martillo por un intruso que buscaba a Pelosi, como un “animal” porque ella lideró el esfuerzo de realizar un juicio político contra él en dos ocasiones mientras era presidente.
Las amenazas de Trump no siempre tienen mucho peso, pero sus partidarios escuchan sus palabras, como los que se amotinaron en el Capitolio el 6 de enero.
Durante el último año, ha aumentado el uso de la retórica violenta por parte de Trump en sus mítines. Ha recitado relatos de crímenes espeluznantes para aumentar la percepción de desorden bajo el liderazgo demócrata; amenazado con futuras sentencias de prisión a los reporteros —y que de esta manera enfrentaran el peligro de ser violados por otros presos— para así obligarlos a revelar sus fuentes; y dicho que ordenaría la pena de muerte para los narcotraficantes.
El exmandatario tuvo que ser disuadido —por asesores, familiares y líderes republicanos— de anunciar su propia campaña presidencial el lunes por la noche, según varias personas informadas sobre las discusiones. En cambio, se espera que haga un anuncio en algún momento de la próxima semana, ya que instó a sus seguidores a estar atentos a un “anuncio muy importante” el 15 de noviembre.
Trump ha dejado en claro desde hace mucho tiempo que quiere volver a ser presidente, aunque varios asesores dijeron que parecía poco entusiasmado con otra campaña durante gran parte de los últimos 20 meses. Pero su uso de amenazas contundentes para disuadir a DeSantis sugiere que está listo para volver a participar en una contienda electoral.
DeSantis ha ocupado el pensamiento de Trump durante meses, ya que él y otros candidatos potenciales, incluido el exvicepresidente de Trump, Mike Pence, han hecho movimientos hacia el lanzamiento sus propias candidaturas.
Durante el fin de semana, Trump probó un apodo para DeSantis, "Ron DeSanctimonious", para consternación de un buen número de conservadores.
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