sábado, 17 de diciembre de 2022

La banalidad del desarrollo

 

El problema con The Square (2017), la película sueca dirigida por Ruben Ostlund, quine también escribió el guion (en realidad una coproducicción de Suecia/Alemania/Francia/Dinamarca) es que quiere abarcar mucho —desde mono imitando hombre/hombre imitando a mono hasta las menudas dificultades de una no-relación poscoito casual— para cuando se concreta terminar en un tratamiento convencional de uno o dos temas recurrentes.
Al que recibiera la Palma de Oro en el Festival de  Cannes de ese año no es ajeno que  Pedro Almodóvar fuera en esa ocasión el presidente del evento, porque el realizador español no es ajeno al abuso de la digresión como forma de narrativa cinematográfica, sin tomar en cuenta que el recurso desde hace años está agotado.

Dicho esto, queda que The Square adopta una especie de neoneorealismo de la sociedad opulenta, donde el valor sociológico siempre supera al cinematográfico. Así tenemos en la película un desfile de males menores y no tan menores de la sociedad sueca, del pernicioso uso del teléfono móvil que molesta desde África a Europa —pasando por Miami y Cuba—; el espanto en que han terminado los museos; la comercialización no solo del arte —eso siempre ha existido— sino de los supuestos “templos del arte” —tampoco algo muy novedoso—; el despreciable existir dentro de lo “políticamente correcto”; el maldito traspaso de la información al espectáculo;  el significado y la valoración de lo que es arte y no es arte; la estética de la apropiación y el despojo; la lamentable apropiación en Europa de los hábitos, costumbre y patrones de la cultura estadounidense: su penetración en los ámbitos del comer y el deporte; el mal habido complejo de culpa burgués; la indiferencia hacia los demás a que nos hemos acostumbrado; y la hipocresía que siempre nos acompaña.
Más una película de secuencias —algunas buenas, otras flojas, un buen número malas— The Square no convence pero entretiene a veces, incluso divierta otras y requiere la paciencia del espectador para no terminar aburriendo.
Para ver una crítica de la película en su año de estreno, vea lo escrito por Roberto Madrigal en Cubaencuentro. Basta con hacer un clic en el nombre de la publicación.

 

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