El canciller cubano, Bruno Rodríguez, criticó este jueves la recomendación del departamento de Justicia estadounidense de negar un permiso para instalar un cable de telecomunicaciones submarino para conectar a su país con EE. UU., informa la agencia EFE.
“La absurda y deshonesta designación de Cuba como Estado patrocinador del terrorismo sigue siendo pretexto para causar daño al pueblo cubano”, escribió a este respecto el ministro de Relaciones Exteriores en Twitter.
En el mensaje consideró que “así lo demuestra recomendación de Comisión Federal de Comunicaciones de EE. UU. contra (la) licencia a cable submarino que Cuba necesita”.
El vicecanciller cubano Carlos Fernández de Cossío también cargó en Twitter contra la recomendación realizada la víspera por el Departamento de Justicia.
“Esta es la manera en que el Gobierno de EE. UU. se supone que cumple con su declarado compromiso de promover el uso de Internet en Cuba, de expresar en la práctica su declarada preocupación por el bienestar de pueblo cubano, al que castiga despiadadamente con el bloqueo económico”, escribió.
El Departamento de Justicia estadounidense argumentó que el Gobierno cubano representa una “amenaza de contrainteligencia” para EE. UU.
Aseguró que, dado que la empresa estatal de comunicaciones ETECSA administraría el sistema de aterrizaje de cables, La Habana podría “acceder a datos sensibles de EE.UU. que viajen a través del nuevo segmento de cable”.
“Mientras que el Gobierno de Cuba siga siendo una amenaza de contrainteligencia para EE.UU. y sea aliada de otros que hacen lo mismo, los riesgos para nuestra infraestructura son simplemente muy grandes”, sentenció el vicefiscal de Seguridad Nacional, Matthew G. Olsen, en un comunicado.
El Departamento de Justicia explicó que las relaciones de Cuba con otros “adversarios extranjeros” como China o Rusia, representan un riesgo para el Gobierno si existiese una conexión de este tipo.
Palabras, palabras, palabras. Y política, política, política.
Tras la palabrería de los funcionarios cubanos y las acciones de Washington solo hay gestos políticos. Algunos nuevos, otros muy viejos.
Mientras ahora “Cuba necesita” la conexión de cable submarino, según el canciller de la isla, y su vicecanciller expresa que Estados Unidos no está realmente interesado en que el internet llegue a los cubanos, por años y años dicho gobierno entorpeció y demoró las posibilidades de una conexión personal para los habitantes de la isla, y lo hizo por temor y convicción política.
Para el Gobierno cubano ahora es más que nunca el momento de jugar a la víctima, llorar penas y cuando es posible pasar la alcancía. Y el cable de telecomunicaciones submarino no iba a ser una excepción.
Para Washington, el momento brinda la posibilidad de reafirmar el anticastrismo y expresar sus preocupaciones. Lo único es que uno se queda con duda si dicha preocupación se limita a una posible conexión con Cuba y se pasa por alto el que dicha red negada para el gobierno de La Habana existe para otros países de la región como Venezuela y Nicaragua.
Sin embargo, lo que más llama la atención es que los plañideros de Cuba guarden silencio y mala memoria para tiempos pasados, no muy lejanos por cierto, cuando el futuro pertenecía por entero quizá no tanto al socialismo como al chavismo.
Era cuando en octubre de 2008 se hablaba de que un cable submarino principal uniría a Cuba y Venezuela, con una capacidad de 640 gigabytes, otro enlazaría a la isla con Jamaica y también de que existían perspectivas de ampliar las conexiones a más países, como Nicaragua y Haití.
Incluso el 31 de octubre de ese año el ministro ruso de Comunicación, Igor Olegovich Schegoliev, afirmaba en La Habana que su país estaba analizando la posibilidad de participar como subarrendatario en el proyecto de Cuba y Venezuela para enlazar a varios países del Caribe con un cable submarino de fibra óptica desde el año 2010, según lo informó entonces la agencia EFE.
Pero tanta bonanza futura no iba a impedir que el acceso privado a internet continuara restringido para los cubanos, y eso lo dejaba saber el gobierno de la isla.
“Pensamos que la política más responsable es privilegiar los accesos colectivos, que es la línea que ha seguido Cuba y pensamos seguir estimulando'”, declaraba al diario Juventud Rebelde el viceministro de Informática y Comunicaciones, Boris Moreno.
Así que la preocupación y reproche del vicencanciller ahora suena a hipocresía, al menos gubernamental.
Todo aquel sueño de grandeza en internet terminó reducido a retazos. Con el tiempo los cubanos han logrado conexión personal —muy costosa— a internet, sobre todo a través del teléfono móvil o celular.
Por lo demás, para 2014 en Venezuela, aunque era posible comprar por varios miles de bolívares una conexión rápida, la mayoría de los venezolanos solo podían optar por un servicio descrito como una de los más lentos del mundo, según un artículo de BBC Mundo.
En Cuba, por su parte, el cable de fibra óptica ALBA1, previsto para entrar en funcionamiento en julio de 2011, estuvo sumido en el fondo marino a lo largo de sus 1.630 kilómetros en un misterioso silencio de dos años. El tendido del cable entre Venezuela y Cuba previsto para 2009, concluyó en enero de 2011, con el único enlace completado, el de Cuba-Jamaica, de 230 kilómetros. Todo lo cual se detalla en el artículo Los misterios “Los misterios del cable submarino Venezuela-Cuba”, de Pablo Alfonso.
Mientras en los años posteriores a 2011 Jamaica ha mejorado y ampliado sus sistemas de comunicación —televisión y internet y comunicación móvil— mediante la participación de otros proyectos y compañías, Cuba sigue limitada —y limitándose— en su servicio telefónico y de internet. Pero, como siempre, hay que echarle la culpa al “bloqueo”.
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