jueves, 15 de diciembre de 2022

Maduro tras la búsqueda de reconocimiento internacional en 2023

 

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, no fue invitado a la Cumbre de las Américas en junio. Pero en octubre viajó a Egipto para una conferencia en la que bromeó con el presidente francés Emmanuel Macron y estrechó la mano de John Kerry, el enviado para atender los problemas de cambio climático del gobierno de Estados Unidos.
Los encuentros, con un Maduro que sonreía en todo momento fueron capturados cuidadosamente en video, publicados en las redes sociales y transmitidos por la televisión estatal de Venezuela, informa la Associated Press.
A pocos meses de una década desde que heredó el liderazgo del país tras la muerte del presidente Hugo Chávez, Maduro está trabajando para recuperar el reconocimiento internacional que perdió cuando su reelección de 2018 fue considerada una farsa por decenas de naciones.
Esos esfuerzos también tienen como objetivo reforzar su fuerza política en el país el próximo año, mientras aumenta la presión para la realización de elecciones presidenciales libres en 2024.
Crucial para los cálculos de Maduro son el principal activo de su país —el petróleo—  y la guerra en Ucrania. 
El país sudamericano tiene las ya verificadas reservas de petróleo más grandes del mundo, pero no ha abastecido el mercado de Occidente desde que Estados Unidos impuso sanciones económicas, a medida que la democracia y los derechos humanos se deterioraban tras la reelección de Maduro.
La comunidad internacional quiere “algún tipo de contribución a la seguridad energética global, y con el petróleo ruso fuera del mercado, el petróleo venezolano vuelve a ser atractivo”, dijo Ryan Berg, director del programa de las Américas en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un grupo de expertos con sede en Washington.
El intento de Maduro de limpiar su imagen se produce cuando muchas de las condiciones que lo convirtieron en un paria internacional continúan sin cambios.
Expertos independientes que trabajan con el principal organismo de derechos humanos de Naciones Unidas han documentado un ataque sistémico contra opositores al gobierno, periodistas y otros. Su informe de septiembre alegaba que Maduro ordenó personalmente la detención de opositores al gobierno, quienes sufrieron descargas eléctricas, asfixia y otros actos crueles mientras estaban bajo custodia.
Por otra parte, la crisis económica que comenzó durante los últimos meses de gobierno de Chávez solo ha empeorado durante la presidencia de Maduro. Esto ha llevado a que unos siete millones de venezolanos se han marchado del país, al tiempo que la moneda venezolana ha perdido su valor y millones que no han podido o querido escapar se encuentran en una situación de extrema pobreza.
Bajo el mandato de Maduro, quien sucedió a Chávez en 2013, alrededor de las tres cuartas partes de la población vive con menos de 1,90 dólares al día, el punto de referencia internacional de la pobreza extrema. Los cortes de energía son parte de la vida cotidiana y el suministro de agua está severamente restringido.
“Está tratando de proyectar una imagen de fortaleza, pero la realidad es que en este momento está increíblemente sediento de atención internacional”, dijo Geoff Ramsey, director de investigación de Venezuela en el grupo de expertos Washington Office on Latin America, con sede en EE. UU. “Vimos esto desde El Cairo, donde estaba emboscando a los líderes mundiales y luego proyectando estos encuentros en los pasillos como si fueran visitas oficiales de Estado”.
Maduro tiene serios problemas de liquidez y quiere acceder al sistema financiero internacional y al mercado petrolero estadounidense, dijo Ramsey. Pero, agregó, la única forma en que Maduro probablemente vuelva a tener acceso a los dólares es entablando negociaciones con la oposición.
Las conversaciones entre Maduro y la oposición, incluida la facción respaldada por el gobierno de Estados Unidos, se suspendieron durante más de un año después de que uno de sus principales aliados fuera extraditado a Estados Unidos desde África.
Pero a fines de noviembre ambas partes llegaron a un acuerdo significativo para financiar programas sociales, de los cuales está muy necesitado el país.
El acuerdo dará como resultado un fondo administrado por Naciones Unidas para financiar programas de salud, alimentación y educación en Venezuela.
El dinero se extraerá de los activos del país congelados en el extranjero y no se espera que vaya directamente al gobierno de Maduro. Pero eso no ha impedido que su administración promueva el acuerdo como una recuperación de fondos “secuestrados” por EE. UU.
Sin embargo, aún quedan por acordarse las condiciones para las elecciones presidenciales que se supone que se llevarán a cabo en 2024, la liberación de los presos políticos y el fin de las prohibiciones a muchos políticos de la oposición que se postulan para cargos públicos.
La oposición planea celebrar elecciones primarias el próximo año. Su candidato potencial más claro es Juan Guaidó, aunque su apoyo dentro y fuera de Venezuela se ha desplomado desde la época en que se declaró presidente de la nación —en una situación de enfrentamiento directo con Maduro y su gobierno en 2019—, mientras dirigía el congreso entonces dominado por la oposición. Para entonces atrajo a decenas de miles de manifestantes en contra del régimen de Maduro a las calles, pero tal momento ya ha pasado para Guaidó.
Ha habido ganancias para Maduro.
Un antiguo partidario de la oposición de Venezuela, el gobierno de la vecina Colombia, ahora está encabezado por el primer presidente izquierdista de ese país, Gustavo Petro.
Después de asumir el cargo a principios de este año, Petro se movió de inmediato para restablecer las relaciones con Venezuela.
En un par de semanas, Maduro también recuperará el reconocimiento de Brasil, como señaló el presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva.
Berg dijo que la región parece estar dejando atrás su postura anti-Maduro “principalmente debido a los gobiernos que las recientes elecciones han llevado al poder”.
Agregó que algunos gobiernos están trabajando bajo el supuesto de que la “democratización de Venezuela será un proceso largo”, que involucrará negociaciones, elecciones múltiples y alivio de sanciones, en lugar de un cambio en un “punto discreto en el tiempo”.
“Me parece que la región está mucho más lista, mucho más dispuesta ahora, para probar ese método”, dijo Berg, y señaló que muchas naciones de la región están luchando con sus propios problemas internos.
 

No hay comentarios:

La comezón del exilio revisitada

A veces en el exilio a uno le entra una especie de comezón, natural y al mismo tiempo extraña: comienza a manifestar un anticastrismo elemen...