El expresidente Donald Trump está presentando un plan de política educativa para 2024, uno que se centra en gran medida en los componentes de la guerra cultural que han animado a los conservadores, informa Politico.
El plan, compartido de antemano con Politico, exige recortar los fondos federales para cualquier escuela o programa que incluya “teoría crítica racial, ideología de género u otro contenido racial, sexual o político inapropiado para nuestros hijos”. También pide abrir “investigaciones de derechos civiles en cualquier distrito escolar que se haya involucrado en discriminación basada en la raza”, particularmente contra estudiantes asiático-estadounidenses, y promete “mantener a los hombres fuera de los deportes femeninos”.
Las propuestas no se centran únicamente en la política social y el currículo escolar. En un video que da a conocer el plan, que fue compartido por su campaña, Trump también llama a hacer recortes significativos en el personal administrativo y el fin de la inamovilidad laboral de los maestros y la elección de los directores de las escuelas.
“Como dice el refrán, el personal es la política y, al final del día, si tenemos comunistas de pelo rosa enseñando a nuestros hijos, tenemos un gran problema”, dijo Trump. “Estamos al final de la lista en educación y, sin embargo, somos los que más gastamos, pero seremos los primeros en educación sin importar a dónde vayas en cualquier parte del mundo”.
Si bien los gobiernos estatales y locales dictan gran parte de la política educativa, las propuestas de Trump siguen representando una desviación radical de los enfoques de larga data. Tomados en su totalidad, representan un intento del expresidente de poner su propia impronta en los debates sobre los sistemas escolares de la nación que han surgido en las capitales estatales.
Los conservadores, por ejemplo, han presionado para imponer restricciones a los atletas transgénero, a pesar de que a las mujeres transgénero se les ha permitido competir en las categorías femeninas en los Juegos Olímpicos desde 2003 y en la NCAA desde 2010.
Mientras tanto, hace solo unos días, el gobernador de Florida Ron DeSantis, un competidor potencial para 2024, impidió que las escuelas secundarias de su estado enseñaran un plan de estudios afroamericanos al que describió que incluía temas como “teoría queer” y la mención de movimientos que pedían “abolir las prisiones”.
La Casa Blanca y diversos grupos educativos —incluido el College Board— han rechazado enérgicamente la posición de DeSantis, con el argumento de que este carece de conocimientos y credibilidad para tomar tales determinaciones.
En términos más generales, los administradores escolares y los activistas progresistas han notado que la mayoría de los funcionarios de las escuelas públicas de todo el país no enseñan la teoría crítica de la raza, incluso en los distritos donde los legisladores buscan prohibirla.
Pero la propuesta de política de Trump subraya cuán preparados están los republicanos para este tipo de peleas. Durante su tiempo en el cargo, el impulso principal de la plataforma educativa de Trump no se centró tanto en los elementos culturales como en el deseo de ampliar las opciones escolares, incluido un crédito fiscal federal para ayudar a los padres a pagar la matrícula de la escuela privada.
Ahora que nuevamente busca la candidatura presidencial, Trump está pidiendo un programa de certificación para maestros que “adopten valores patrióticos” y “preferencias de financiamiento y trato favorable” para los estados y distritos escolares que siguen sus llamados a abolir la inamovilidad laboral de los maestros. También pide reducir los roles administrativos y adoptar una “carta de derechos de los padres”.
Trump dijo que también eliminaría a “los fanáticos radicales y marxistas” que, según afirma, se han “infiltrado” en el Departamento de Educación.
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