El inicio de la Guerra Hispano-Americana impulsó la actividad fílmica en Estados Unidos. Una de las primeras películas realizada por la compañía Vitagraph —fundada por James Stuart Blackton y Albert Edward Smith— fue Tearing Down the Spanish Flag (1898), y fue hecha al día siguiente de la declaración de guerra. Para la filmación se utilizó un estudio que medía 10 y 12 pies, en un edificio de oficinas de Brooklyn. Según Blackton, contaron con un asta y dos banderas de 18 pulgadas, una estadounidense y la otra española. Para la realización decidieron emplear la cámara cinematográfica más perfeccionada en esos momentos.
“Smith operó la cámara y yo, con mi propia mano, agarré la bandera española y la arranqué del asta. Luego icé la bandera estadounidense. Fue nuestra primera película dramática y el efecto que causó resultó sorprendente. Produjo un tremendo alboroto. Por supuesto, estábamos en guerra y la gente estaba muy emocionada, y aunque las banderas medían 18 pulgadas, en la imagen parecían ser dos banderas grandes, de 36 pulgadas”, escribió años después Blackton.
Ese fue el comienzo de hacer aparecer a los objetos en miniatura como si fueran de tamaño real.
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