jueves, 19 de octubre de 2023

De cómo tropezar dos veces con la misma piedra en Argentina, o Javier Milei y la dolarización

 

Aunque Latinoamérica es generosa, a la hora de mostrar ejemplos en este sentido, no deja asombrar hasta dónde puede llegar la estulticia de políticos y seguidores en la región.
Javier Milei, el libertario al que la prensa llama “la nueva estrella de la política argentina” y los sondeos lo colocan en primer lugar, a distancia de sus rivales, para ganar las elecciones presidenciales del domingo en Argentina, quiere “dolarizar” la economía del país.
En los debates presidenciales, Milei no habló tan en concreto de dolarización, incluso evitó mencionar la palabra, sobre todo en el primero, pero sus planes dejan claro que, de ser electo, liquidará el Banco Central y —según sus asesores— lograr que en 16 meses todos los pesos se canjeen por dólares.  
En Argentina, un grupo de economistas de renombre aseguraron en una carta abierta que “la dolarización es un espejismo”, según infobae.
Los economistas señalaron que, en primer lugar, “hay obstáculos insalvables para la adopción” del dólar como única moneda de curso legal, entre ellos mencionaron la falta de las divisas necesarias para rescatar la base monetaria y “ofrecer un respaldo razonable a los depósitos bancarios”.
Alertaron también que implementar este sistema es algo “difícilmente reversible por sus elevados costos de salida” y agregaron: “Aun más que en el caso de la salida de la Convertibilidad, la eventual eliminación del dólar como patrón y unidad de cuenta en favor de la reintroducción del peso implicaría la ruptura de toda la estructura contractual de la economía”.
El sueño de la dolarización es una idea recurrente cada vez que se agudiza una crisis macroeconómica y cambiaria en la Argentina. Ocurrió a fines de los 90, en pleno 2001 y ahora resucita por la crítica situación actual y por la propuesta de Milei, nos recuerda infobae.
La mayoría de los países latinoamericanos que en aquel entonces sufrían circunstancias de alta inflación, lograron dejarlas atrás con mejor conducta fiscal, bancos centrales más independientes y sin rupturas brutales en los esquemas macro aunque hayan pasado de gobiernos de izquierda a derecha, o viceversa.
En Argentina, los beneficios teóricos de la dolarización parecían claros: caída rápida en la inflación, en las tasas de interés y en el costo de las transacciones financieras.
Además de que el gobierno de Estados Unidos — como tampoco el Congreso de ese país— no apoyó la idea de la dolarización en Argentina propugnada por los asesores del peronista Carlos Menem, estaba también presente el recuerdo de que Panamá —el primer país latinoamericano en dolarizar su economía en forma unilateral— había sufrido el abrupto corte del envío de los billetes norteamericanos cuando el gobierno de George Bush decidió derrotar con sus tropas al presidente Manuel Noriega en n1989, un ex aliado incondicional de la CIA que terminó preso en Florida acusado de narcotráfico.
Sin embargo, más que recordar su pasado Argentina mira a Ecuador.
Ecuador es el país más cercano a Argentina que está dolarizado y es regularmente utilizado de ejemplo por quienes plantean esta solución para la economía nacional, informa Ámbito.
La dolarización de la economía ecuatoriana fue una medida implementada en el año 2000 por el gobierno de Jamil Mahuad. Esta medida consistió en reemplazar el sucre por el dólar estadounidense como moneda de curso legal. La dolarización tuvo como objetivo estabilizar la economía y reducir la inflación, tras una severa crisis.
Gabriel Puricelli, Investigador del Laboratorio de Políticas Públicas (LPP) explica a Ámbito que uno de los efectos inmediatos de la dolarización fue que sí resolvió la crisis financiera de 1999 y “acabó con la inflación” de manera inmediata.
Sin embargo, Guido Zack, director del área de economía de Fundar, señala, en declaraciones a Ámbito, al año de haberse implementado la dolarización, la economía ecuatoriana seguía teniendo un nivel de incremento de precios del 100% interanual.
Zack explica que Ecuador siguió teniendo problemas económicos muy serios, como, un déficit fiscal muy elevado, "lo que claramente tuvo que financiar con una elevada deuda externa", que se tornó impagable y, por lo tanto, tuvo que renegociarla en 2020.
Y, además —Zack sostiene—, se debe tener en cuenta que después de Argentina, Ecuador es el “país que tiene el nivel de riesgo país más elevado en América Latina”, seguido por El Salvador, “otra nación dolarizada”, seguido por Bolivia, un país que, si bien no está dolarizado, sí tiene un tipo de cambio fijo hace más de 10 años.
“Esto significa que la dolarización tampoco es la solución a todos los males”, agrega el experto
Zack sostiene que “ese proceso afectó la economía ecuatoriana de manera muy fuerte y no solucionó sus problemas principales”, sino que la convirtió en una economía dependiente del precio del petróleo, que, cuando baja, la hace caer.
Tal como plantea Puricelli, entre 2000 y 2014, el boom del precio de las commodities, en particular el petróleo, llevó a un crecimiento del PBI per cápita en Ecuador. Sin embargo, sostiene que ese crecimiento ahora lleva “nueve años estancado”, por lo que podría decirse que “la dolarización agotó sus efectos benéficos hace casi una década”.
 

No hay comentarios:

La comezón del exilio revisitada

A veces en el exilio a uno le entra una especie de comezón, natural y al mismo tiempo extraña: comienza a manifestar un anticastrismo elemen...